Joaquín Caparrós solía decir en vísperas del primer partido oficial de la temporada que llegaba el momento de las balas de verdad. Hoy es el día en el que el fuego real de la temporada 2015/16 comienza para el Athletic. Sólo hay un precedente de una cita oficial más temprana en el calendario rojiblanco y fue en la temporada 2005/06. La directiva creyó oportuno inscribir al equipo en la Intertoto, aquella inefable competición que, en caso
de ganarla, daba acceso a la Copa de la UEFA. José Luis Mendilibar había terminado la temporada con el casi ascenso a primera del Eibar apenas una semana antes de que comenzase la pretemporada como entrenador del Athletic. Dicha pretemporada se hizo de mala manera y tuvo un punto de desorganización, con un buen número de titulares aún de vacaciones y con muchos cachorros cubriendo sus ausencias en los entrenamientos. El rival de la primera eliminatoria fue el Ecomax rumano, que parecía una presa fácil, razón por lo que no inquietó mucho que el equipo bilbaino fuera a presentarse en la localidad de Cluj con un batiburrillo escasamente ligado de jugadores (a priori no titulares) del primer equipo y varios meritorios del filial. El fracaso fue directamente proporcional al exceso de confianza con el que el Athletic afrontó aquella eliminatoria, cuyo partido de ida se jugó en una fecha inusualmente temprana en el calendario: el 2 de julio de 2005.
El día de hoy tiene un antecedente con el que comparte la segunda fecha más temprana como inicio de la competición oficial. Fue el 30 de julio de 2009 y también se trató de la ronda previa llamada Q3 de la UEFA Europa League, a la que se accedió por haber quedado finalista de la Copa la temporada anterior. Aquel día el rival fue el Young Boys y, aunque Caparrós alineó, prácticamente, el once titular, a la grada de San Mamés y a la ingente cantidad de aficionados que vieron el partido desde sus destinos vacacionales se les hizo un nudo en la garganta al ver como el voluntarioso equipo suizo se llevaba un jugoso 0-1 para la vuelta. Siete días más tarde, en Berna, en un campo de hierba artificial, el Athletic logró un agónico 1-2, con estreno goleador de un pipiolo llamado Muniain, que le daría el pase a la siguiente ronda clasificatoria. Se evitó la debacle, pero el sofocón fue notable. A los calores de finales de julio y principios de agosto se sumó el mal trago futbolístico de estar a punto de caer eliminado por un equipo de poca monta en el panorama internacional.
Los antecedentes, como vemos, de las citas europeas tan tempraneras son, como mínimo, inquietantes. De los fracasos y de los sustos pretéritos hay que sacar conclusiones útiles para el presente. La teórica debilidad del Inter Baku hay que enfrentarla con la teórica superioridad del Athletic y esto pasa por haberse preparado bien, física y tácticamente, en los veintitantos días que la cuadrilla zurigorri lleva entrenando y, sobre todo, en salir esta noche al césped de San Mamés con la actitud necesaria para que dicha superioridad sea una realidad. Son balas de verdad, por tanto hay que tomarse el choque como lo que es: un partido de verdad, no un simple trámite con balas de fogueo. Es el momento de pasar de la teoría a la práctica y es en este momento en el que, si bien es comprensible que los jugadores rojiblancos sufran aún alguna merma en su rendimiento, sobre todo físico, al menos en actitud ganadora y orgullo tienen la obligación de superar a los azeríes.
En este contexto, pues, Ernesto Valverde ha confeccionado una convocatoria en la que, como mayor novedad, aparte de la ausencia de los lesionados (por orden de gravedad: Ramalho, Muniain, Rico, Williams y Bóveda), del grupo de los que en principio parten con más papeletas para jugar mucho durante la temporada falta San José. Ya lo advirtió Txingurri en rueda de prensa esta semana: entre los que se han incorporado más tarde a los entrenamientos los hay que cogen más rápido la forma y los hay a quienes les cuesta más y Mikel parece ser uno de ellos. En el grupo de los dieciocho elegidos para vestirse de corto, por su parte, como novedad más destacable está Lekue, precisamente uno de los que se ha incorporado más tarde a los entrenamientos y que llega al primer equipo tras haber dejado excelentes sensaciones en el filial durante la temporada anterior. Un jugador que parece muy del gusto del entrenador, que nunca ha ocultado su predilección por ese tipo de jugadores que le pueden solucionar un problema en varias posiciones. Por lo demás, a tenor de lo que los jugadores y el entrenador han venido diciendo en los últimos días, parece claro que todos están muy mentalizados para evitar sorpresas ante un equipo que se anuncia como correoso y bastante organizado atrás. Esta noche, cuando las balas comiencen a silbar sobre el terreno de juego de la Catedral, lo comprobaremos.