¿Qué pasará el domingo? A juzgar por el nerviosismo de las plumas y micrófonos agradecidos, no parece que el entorno de la junta las tenga todas consigo.
Si hace poco eran Velasco y su gente los que arremetían contra un compromisario díscolo, hoy es Agiriano el que suelta verdadero veneno en las páginas de El Correo. Los cada vez menos compradores de la edición de papel deberíamos ser advertidos de cuando el bueno de Jon se pone en modo "periodista de cámara": el contacto con la tinta de sus artículos tiene por fuerza que ser tóxico.
La verdad es que estas demostraciones de partidismo no pasarían de ser una anécdota si no fuera porque tienen consecuencias. Consecuencias malas. Y malas para la propia junta a la que apoyan.
El problema de tantas mentiras es que a base de repetirlas se las acaban creyendo todos, incluso los que las profieren; y de eso no puede salir nada bueno.
Por ejemplo: si la razón principal del "no" de la asamblea ordinaria fue el asunto del 30%, tanto El Correo como Telebilbao han insistido en que no, en que no hubo razones, que incluso lo del 30% "no tuvo recorrido" (Agiriano el día siguiente, por ejemplo), que todo se debe al "no por el no" y a que la asamblea "es de Urrutia".
Al prestar más atención a estas teorías de la conspiración que a lo que los compromisarios dijeron (y muchos socios no compromisarios pensamos) la directiva renuncia a presentar una propuesta que salve el escollo de la cuota no lineal y al mismo tiempo salvaguarde el patrimonio del club haciéndonos corresponsables de las inevitables pérdidas de la pandemia (como no podría ser de otra manera) y en su lugar montan una propuesta demagógica destinada a poner en evidencia a los que en Ibaigane sinceramente creen que van a votar que no, se proponga lo que se proponga.
Parece que el razonamiento es: "si me votan que sí, gano; y si me votan que no, se retratan". El que en ello haya podido tenerse en cuenta, aunque sea un momento, lo mejor para el Athletic, me parece altamente improbable.
Es descorazonador.
Dicho esto, la propuesta es tan difícil de entender, y tan inconcreta, dejándolo todo para una futura asamblea, que me resulta muy difícil posicionarme. Uno no sabe si votar "no" a todo porque la propuesta parece una chapuza, votar "sí" por agotamiento y para mantener algo de paz social pensando en el esperanzador calendario deportivo, o responder con una abstención a lo que no deja de ser una propuesta de la directiva que es en sí misma abstencionista, porque en el fondo no decide nada.
Pase lo que pase el domingo, la situación patrimonial seguirá siendo formidable. Ni rechazar las cuentas o el presupuesto nos llevaría a ninguna ruina, ni tampoco lo haría el aprobar el patadón para adelante que propone la junta.
Pero pase lo que pase el domingo, creo que tendremos la confirmación de que estamos en manos de una junta chapucera. Tal vez entre sus integrantes haya alguien valioso: no lo niego. Pero aunque así fuera es demasiada rémora estar condicionada por un presidente megalómano, cuya insulsa cháchara de buen rollito parece que esconde a un narcisista que en el fondo solo se escucha a sí mismo y a los que le dicen lo que quiere oír. Aunque sea mentira.
Una última reflexión: Agiriano habla hoy del desprestigio de la asamblea. Que nadie se engañe: si a Agiriano no le gusta la asamblea no es por los inevitables defectos que exhiba el órgano en sí o algunas de las individualidades que lo forman, sino porque a veces no decide lo que a él le gustaría. Todo lo demás son humo y manipulaciones varias. Y lo mismo vale para la camarilla de Telebilbao, que además incurre en hecho increíble de que las prácticas que más critican son las que son más habituales, casi constitutivas, de su propio programa.