Estimados compañeros clientes, el absoluto abandono del local por su gestor, la insoportable atmósfera ya irrespirable producto de las miasmas de tanta respiración y las quejas comprensibles del Maestro Tao cada vez que alguien, disimuladamente, le toca el trasero me han llevado, junto con mi enorme pereza, ya infinita, para escribir nada sobre fútbol, a rescatar un relato que pertenece a la era paleoarcaica de este local pero que permitirá abrir las ventanas y limpiar el aire y el espacio que falta hace sobre todo si se usa el móvil. Aprovechando que estamos en tiempos de Mundial, con ustedes, Garrincha:
Hace tiempo que no le visita nadie. Solo el viento y la lluvia”. Aquel viejo brasileiro, cuidador del cementerio de Pau Grande, con los ojos humedecidos, echó otro trago largo, escupió y completó su pensamiento… ”siempre que puedo le traigo flores… arreglo un poco el sitio y lloro… !Qué perra es la vida! ¿sabe usted?... "todo Brasil lloró su muerte, sí, pero si no fuera por este pobre viejo, su tumba hoy estaría completamente abandonada”.
Si hubiera podido viajar a visitar su tumba, así me imagino la escena.... Habría llegado hasta allí para acercarme un poco al que había sido un auténtico héroe para Brasil, “la alegría del pueblo” como le apodaron. Aquellos 50 km desde Río se me habrían hecho largos, regateando los árboles frondosos de Sao Conrado y Joao, viendo el mar haciéndole cosquillas a las rocas, allá abajo, mientras recordaba sus fintas, sus regates, sus amagues desconcertantes a velocidad de vértigo, tal y como los he visto en esas imágenes típicas del blanco y negro.... Viajaría con ese “no sé qué” que precede a verte con un ídolo mundial… aunque se trate de un ídolo muerto.Una favela de Pau Grande le vio por primera vez. “Favela” es una palabra que asusta. Uno se imagina peleas que terminan a tiros, droga que corre por las calles y la vida que vale muy poco. Y las casas, esas casas con piso de barro, casas de a siete niños por habitación. Con suerte, casas de un litro de leche para todos y para todo el día. Allí nació en 1935,... y allí creció uno de esos “malditos” jugones, quizás el “más maldito” de todos los jugones.
¿Infancia difícil?. Suele decirse así, pero en el caso que nos ocupa ese concepto resulta benévolo y un eufemismo ridículo. El niño Manuel Francisco Dos Santos, conocido como “Garrincha”, fumaba desde los diez años, tenía una pierna seis centímetros más larga que la otra, la columna vertebral desviada y era zambo de pies. Sufrió una severa poliomielitis. Intentaron operarle para corregirle la anormalidad de las piernas y le dejaron peor. Cosas de la pobreza, supongo.
Vamos, el físico ideal para presagiar las dotes de prestidigitador futbolístico que terminarían encumbrándole como ídolo nacional en sus momentos de máxima gloria. No imagino a ningún Petón o similar apostando por la criatura.
Dicen que los hindúes creían que el Mundo descansaba sobre cuatro elefantes a lomos de una tortuga… aseguran que los mayas creían que la espalda de un cocodrilo sostenía la Tierra… afirman que para algunos griegos era Atlas, el gigante, quien aguantaba el Mundo… Todos estaban equivocados. Si la ciencia hubiera querido una respuesta atinada solo tenía que acercarse a esa favela de Pau Grande… buscar al niño de los pies doblados hacia dentro y preguntar… ”la tierra es redonda… el mundo es redondo… la vida es redonda…redonda como un balón”.
Para un crío así, de piernas arqueadas, de barrio barato, de andar despreocupado y físico de ,supongo que la pelota, -el balón-, sería lo de menos. Si no había una seguro que sabía inventarla… un poco de trapo… unas medias… unos papeles… !y a jugar!. Todo con tal de jugar, todo con tal de sentir algo casi redondo pegado al pié. Lo único importante, lo único que no se podía postergar, lo único vital, era !jugar!. En la playa, en la plaza, en la esquina, en el cuarto.... Con los amigos, con los enemigos, con la familia, con el policía o los desempleados. Jugar y jugar. Así nació el verdadero Garrincha. Cosido a un balón.
Dicen que, cuando fue a probar a Botafogo, el primer técnico que le vio no pudo menos que sentenciar “ahora ya hasta vienen inválidos”. Menos mal que Djalma Santos, el Piru Gainza de Botafogo no se dejó engañar por su físico y, sorprendido por la habilidad de aquel inválido, inmediatamente le metió en el club.
A partir de ese momento todo se desató… 581 partidos con Botafogo… 232 goles… campeón del campeonato carioca en 1957, en 1961 y en 1962. Con la selección canarinha 60 partidos, de los que perdió solo uno, el último. Dos veces campeón mundial en 1958 y 1962. Declarado mejor jugador del Mundial 62 y actualmente octavo, !quién sabe por qué!, en la lista de mejores jugadores de todos los tiempos.
Durante esos años el mundo futbolístico quedó fascinado por un duende travieso y creativo. Abrió su caja de Pandora… una caja llena de regates, recortes y cambios de ritmo capaces de enloquecer a cualquier defensa. Una máquina de amagar desde sus piernas torcidas que no se sabía nunca hacia donde iban a arrancar.
Saltaba al campo y el terreno de juego se convertía en una pista de circo. El balón era una mascota amaestrada y el partido una fiesta. Jugador y pelota se dedicaban a divertirse… él saltaba sobre ella… ella brincaba sobre él… se escondía… él se escapaba más rápido que el pensamiento… ella corría junto a él… cabriolas, amagos, extraños movimientos de un futbolista único, irrepetible… el balón le quiere, le ama, le deja, se escapa, se juntan, bailan, se abrazan, lo para con el pecho, con la bota le canta una nana y la pelota se siente feliz, acunada, entre sus pies… y en el camino, los rivales, mareados y confusos, se chocan entre sí… y la gente grita, ovaciona, llora y se estremece.
Su forma de llevar el balón pegado al pié inspira la vena poética… ”lo lleva unido al pié como la luna va unida al flanco de un jinete"… "como un equilibrista va unido a la muerte”.... Le llamaron “el Angel de las piernas torcidas”... y los que le conocieron dicen que jugaba como hablaba Cantinflas.
En Botafogo todos lo tenían claro… cuando algún periodista preguntaba a algún jugador qué táctica era la que el mister había decidido para el siguiente partido, la respuesta habitual era. ”hay que dársela a Garrincha”. Si le preguntaban por quién le iba a marcar en el próximo partido, su respuesta invariable era..:”creo que me marca Joao….siempre me marca Joao”… en clara evidencia de lo poco que le importaba quién sería su marcador.
Pero, sin duda, su nombre está ligado a la Brasil bicampeona Mundial. La de Suecia y la de Chile. En Suecia formó una de las mejores delanteras de la historia junto a Pelé, Didi, Vavá y Zagallo. Y eso que dicen que estuvo a punto de no poder ir. Se cuenta que cuando hicieron en Brasil los test psicofísicos previos al Mundial, el pobre Garrincha obtuvo 38 puntos frente a los 123 mínimos necesarios para poder subirse al avión hacia Estocolmo. Fue Nilton Santos, defensa con ascendencia en aquella selección y compañero de Garrincha en Botafogo, quien presionó para que el chico fuera incluido en la lista dijeran lo que dijeran los psicólogos del momento.
Aquel Mundial de Suecia con Garrincha y el niño Pelé en el banquillo no empezó bien para Brasil. El tercer partido contra la URSS iba a ser clave para seguir adelante. Era obligatorio ganar y Brasil no estaba jugando bien. Asi que Vavá y Nilton Santos la noche anterior al partido solicitaron una reunión urgente con Feola, el técnico del equipo. Fueron claros. Pelé y Garrincha tenían que ser titulares. No hay otra. Cuando se quedó solo Feola buscó su carpeta con los informes y la abrió… ”Garrincha, 23 años, débil mental”… Pelé, 17 años, pies planos”… cerró la carpeta y llamo al psicólogo, el doctor Joao de Carvalhes: ”Pelé es perfectamente utilizable… lo de Garrincha es irremediable… no hay ningún asomo de inteligencia en él”.
Al día siguiente, los dos hicieron trizas la defensa soviética. Nunca más volvieron al banquillo. Con ellos Brasil pasó por encima de Gales, barrió a Francia y Suecia y fue campeona del mundo por primera vez en su historia.
Dicen que cuando aquella selección volvió a Brasil, Garrincha no entendía aquel recibimiento y lo loca de contenta que estaba la gente… se volvió a uno de sus compañeros y le dijo extrañado…”!Pero si solo hemos ganado un torneo pequeño que no tenía ni segunda vuelta!”.
Algunas anécdotas que se cuentan de él en el Mundial de Chile reflejan el carácter de este hombre… dicen que, cuando vio salir al campo a Inglaterra para el partido de cuartos de final, le dijo a Didí: !mira, Didi!... ¡el San Cristovao (pequeño equipo de Río) tiene uniforme nuevo!”… el día de la final cuentan que, en el calentamiento, se acercó a Moreira, el seleccionador, y le preguntó: ”maestro...¿el de hoy es un partido importante?”… ”Garrincha….que es la final!!”…”!Ah!.,.. con razón hay tanta gente”… tras la victoria ante Checoslovaquia, un reportero le pegó el micrófono a la boca y le pidió… ”por favor, dos palabras para este micrófono”… Garrincha se detuvo y replicó: ¿Dos palabras?...."!adiós, micrófono!".
Su relación con Pelé siempre fue de respeto, aunque jamás fueron amigos. Era imposible. Diametralmente distintos. Garrincha siempre fue el loco, Pelé el ejemplo. Decían que uno nació para sufrir y el otro para triunfar. Que uno fue parido por una de sus hermanas, violada por su padre y que el otro fue el hijo toda la vida esperado por su madre. Como el día y noche, el infierno y el cielo. Pelé se dejó ver con las mujeres más famosas del mundo y, a Garrincha, el pueblo le ofrecía sus hijas para que les engendrara hijos. El Rey a un lado, al otro el Ángel de las Piernas Torcidas.
Lamentablemente, como las monedas, la leyenda de Garrincha tuvo otra cara. Su vida privada fue un absoluto desastre ¿acaso podía ser de otra forma?. Amante de la noche, de las mujeres y la botella. Se casó tres veces y tuvo, dicen, 36 hijos, de los que solo reconoció a 11. Le engañaron muchas veces y se aprovecharon de él sin descanso. El mismo Botafogo jamás le pagó ni una pequeña parte de lo que valía.
Dicen que un día en 1982 una revista juntó a Pelé y Garrincha para una entrevista conjunta… al verle Garrincha le dijo: ….”Oye, O´rey,… ¿tienes algunas monedas para prestarme?.... "sé que estás lleno de verdes”…
Murió un año después… con 49 años,
alcoholizado, solo y en la miseria. Una triste sombra de lo que un día
fue… Eso sí, su velatorio se realizó en Maracaná y su ataúd fue cubierto
con la bandera del Botafogo…..
”Que perra es la vida”… !Y qué razón hubiera tenido aquel viejo sepulturero!.
Aqui os dejo a un friki comentando imágenes de jugadas de Garrincha: