Hace ya dos años y medio que el Athletic se encontró con un punto de inflexión: una semifinal de copa contra el Betis representó, junto con el partido de Lieja, el momento culminante de la ilusión que era capaz de despertar el Athletic de Valverde.
Como casi siempre en los últimos años cuando el Athletic se ha enfrentado a una situación que podría confirmar un cambio de rumbo a mejor, los hados no fueron propicios a nuestros intereses.
A partir de esa eliminación, se precipitó el desmantelamiento del proyecto Valverde, que tal vez ya estaba decidido desde la noche del Austria de Viena pero que una final de copa hubiera podido abortar. No deja de ser significativo que los dos jugadores cuya marcha unos meses después simbolizaría la descapitalización futbolística de ese equipo, fueran los que fallaran sus penalties.
Han pasado dos años de travesía del desierto. Los fichajes, mediocres si se quiere -salvo el portero- han tenido la virtud, con la reciente victoria de Pucela, de recuperar la ilusión zurigorri.
Y ahora llega un partido en casa. Y casualmente es contra el Betis.
Los que van partido a partido verán en este tan solo los tres puntos en juego, no diferentes a los que se puedan sacar en otros.
Los que creen en la rachas verán una posibilidad de encadenar dos victorias seguidas.
Los que crean en la importancia de los símbolos vemos además la posibilidad de exorcizar nuestros fantasmas más recientes. La posibilidad de cerrar un círculo fatídico que se inició aquella noche en San Mamés.
Volvemos a San Mamés, volverá a ser de noche, y volverá a estar delante el Betis. ¡Vamos a cerrar el círculo y a empezar a mirar hacia arriba! ¡Aupa Athletic!
Como casi siempre en los últimos años cuando el Athletic se ha enfrentado a una situación que podría confirmar un cambio de rumbo a mejor, los hados no fueron propicios a nuestros intereses.
A partir de esa eliminación, se precipitó el desmantelamiento del proyecto Valverde, que tal vez ya estaba decidido desde la noche del Austria de Viena pero que una final de copa hubiera podido abortar. No deja de ser significativo que los dos jugadores cuya marcha unos meses después simbolizaría la descapitalización futbolística de ese equipo, fueran los que fallaran sus penalties.
Han pasado dos años de travesía del desierto. Los fichajes, mediocres si se quiere -salvo el portero- han tenido la virtud, con la reciente victoria de Pucela, de recuperar la ilusión zurigorri.
Y ahora llega un partido en casa. Y casualmente es contra el Betis.
Los que van partido a partido verán en este tan solo los tres puntos en juego, no diferentes a los que se puedan sacar en otros.
Los que creen en la rachas verán una posibilidad de encadenar dos victorias seguidas.
Los que crean en la importancia de los símbolos vemos además la posibilidad de exorcizar nuestros fantasmas más recientes. La posibilidad de cerrar un círculo fatídico que se inició aquella noche en San Mamés.
Volvemos a San Mamés, volverá a ser de noche, y volverá a estar delante el Betis. ¡Vamos a cerrar el círculo y a empezar a mirar hacia arriba! ¡Aupa Athletic!
Salutem dixit, Lucio Quincio!
ResponderEliminarLa verdad es que aquel partido de semifinales marcó un punto de inflexión del que aún no nos hemos recuperado, aunque, quizás, - y como bien apuntas-, el principio del fin de la era valverdiense comenzó en aquella copiosa nevada en Viena, que provocó un enfriamiento climático zurigorri como en la época de la desaparación de los dinosaurios...
Dentro de la agonía que soportamos desde entonces, hemos tenido algunos momentos de "calentamiento" puntual, algo así como los estertores del moribundo: el partido contra el Osasuna que se remontó, el partido contra el Depor que nos salvó, y algún otro instante catártico vivido por la afición como si fuese la consecución de un título; por ejemplo, el penalty contra el Cádiz previo gol olímpico del ahora "indefinido" Guerrero...
Mas deprimidos nos sentimos aún los que, Ad Maioren San Mamés Gloriam, vimos en blanco y negro, - a través del Estudio Estadio de los lunes-, los 5 goles del sestaoarra Fidel en aquel 8-0 histórico contra el Betis del año 67....
A diferencia de esta juventud que se conforma ahora con vitorear una jugada aislada de Llorente contra el Zaragoza, o un preciso control del gastroenterítico Fran, algunos aficionados tenemos la suficiente perspectiva para comprender que más bajo no se ha podido ya caer competitivamente desde entonces...
Si quieres que te diga, mi admirado patricio, a estas aluras de la película me importa poco el resultado que se consiga contra los del Barrio de Sierpes...
Inclusive, si me apuras, te diré que hasta me importa un rábano si juegan bien o mal, al tiki-taka o a la pedrada...
Lo único que le preocupa ya a este viejo carcamal es perder sin dignidad...
Potius mori quam foedari...
Me preocupa tu réplica, viejo compañero.
ResponderEliminarAdemás, temes hacer el ridículo. Pero te dan igual juego y resultado. Eso quiere decir que el ridículo que temes no es el que puede venir del terreno de juego.
¿De dónde entonces? ¿De los despachos? Hoy hay partido, Piston, y la camiseta zurigorri todavía me mueve lo suficiente para que hoy prefiera fijarme solo en eso y hacer como si no pasara nada ... Ya hablaremos de "lo otro" en otra ocasión. Intentemos hoy ilusionarnos.
solo me estoy registrando...que ahora mismo no tengo mucho tiempo.
ResponderEliminarsaludos del tullido