Crisis, What Crisis?

Ese mítico LP de Supertramp me viene a la cabeza leyendo un artículo publicado esta semana en "The Economist" y ojeando la introducción del informe anual de Deloitte sobre el "Top 20" de los clubes de futbol.

Aunque después de unas tres semanas de mucho trabajo ahora me sobra tiempo -y eso me vuelve muy peligroso, ¿verdad, renano?- trataré de evitar un ladrillazo y dejarlo en un ladrillito.

Todos vemos el estado calamitoso de la economía. El mundo del fútbol no parece inmune a la crisis. Los clubes con problemas económicos son cada vez más numerosos. Ahí tenemos el caso del insolvente Mallorca, por ejemplo.

Pero junto con esos apuros de los clubes modestos, tanto Deloitte como The Economist coinciden en que la crisis no es igual para todos.

El semanario británico titula su artículo sobre el deporte: "¿Es resistente a la recesión?" y subtitula "Nada puede escapar del todo al deterioro económico, pero los deportes de masas están cerca de hacerlo"

Por su parte la celebre consultoría, tras titular "Lost in translation" (aludiendo a que sin el desplome de la libra esterlina el Manchester United hubiera rebasado al Madrid como lider de ingresos) presenta en grandes letras la principal conclusión de su informe anual: "La especial naturaleza del negocio del fútbol permitirá a los grandes clubes ser relativamente inmunes al deterioro económico"

Y es que, como en tantos ámbitos de la vida, resulta que son los ricos los que menos tienen que perder.

The Economist arranca sus reflexiones con la sorpresiva noticia de dos millonarios fichajes de jugadores de ... ¡cricket! Y se pregunta como es posible.

La respuesta es clara: aunque la crisis puede golpear la asistencia a los estadios (cita a los Detrit Pistons, que en su último partido en casa vió por primera vez en cinco año scomo no vendía todo el billetaje) pero no a las audiencias televisivas.

En época de crisis, la gente necesita evadirse y aunque no se asista a los caros estadios, siempre se sacará lo suficiente para seguir al equipo favorito por TV. Además, en un mundo en el que cada vez hay más cadenas de TV, las audiencias se fraccionan y los grandes acontecimientos deportivos se convierten en uno de los pocos eventos que pueden garantizar una gran audiencia. Así se explica que, en plena crisis, los anuncios de la reciente SuperBowl hayan batido records de precio o que ciertos contratos televisivos se estén renegociando al alza.

Pero claro: eso puede valer para la SuperBowl o para la Champions, pero no llega a los clubes modestos, apartados del circo de las audiencias masivas.

Por su parte, Deloitte cita varias razones para esa relativa inmunidad de los "majors":

-Fidelidad de la hinchada.
-Contratos de TV firmados a largo plazo.
-Contratos de sponsorización también firmados a largo plazo.

Todo ello haría que, si bien esa inmunidad no es total, los grandes clubes dispongan de más tiempo para absorver loe efectos de la recesión, que les llegarían -según Deloitte- de manera más gradual.

De hecho solo dos de los 20 primeros clubes han visto como disminuían sus ingresos en el último año.

Deloitte admite que su informe, que cubre la temporada 2007-2008, todavía no recoge lo peor de la crisis, y prevé que la situación 2008-2009 será más complicada para algunos clubes, aunque las primeras estimaciones de recaudación de las principales ligas muestran cierto incremento.

Pero en todo caso la teoría que defienden es clara: la demanda del fútbol de élite (ojo: del de élite) es muy rígida lo que sitúa a los mejores clubes en una situación de ventaja comparativa.

No he leido el informe completo (son 40 páginas en inglés y me da pereza) pero creo que una conclusión clara es que al final de este lío, la brecha entre clubes ricos y clubes pobres se habrá hecho más grande.

¿En dónde deja esto al Athletic? No lo sé. A pesar de sus malos resultados deportivos, el Athletic arrastra una hinchada muy fiel que también garantiza una demanda rígida, tanto en cuanto a las entradas como a las audiencias televisivas. Eso es una fortaleza frente a otros clubes "ex-champions". Veremos.

Termino con el final del artículo de "The Economist":

No es un buen momento para buscar un patrocinador para darle nombre a un estadio, o un prestamista para financiarlo. Pero el mundo del deporte puede consolarse a sí mismo. En tiempos difíciles, parece que la gente necesita evadirse más que nunca. Le gusta tener héroes que observar y animar. Y parece que todavía está dispuesta a pagar.




Enlaces:

The Economist

Deloitte