¿Un león en el foso de los Cristianos?

Esta mañana, aún escocido por el penúltimo capítulo del errático devenir del Athletic en este último cuarto de liga, he escuchado en el metro a dos adolescentes (que me sacaban la cabeza: ¿qué come la nueva generación? ¿tortillas de Euup, llenas de "cosas"?)

Los dos muchachos comentaban que el Madrid ganó 1-3 con tres goles de Cristiano Ronaldo.

Y he dado un respingo.

Primero, porque al salir de San Mamés traté de ahogar mis penas en vino, lo que me permitió ver el gol del Mallorca en un bar. Y acostarme con un 1-0 y levantarme con un 1-3, como que no me ha gustado.

Segundo, porque encima los tres goles los ha metido un tipo que me cae mal.

Tercero porque me ha dado miedo. Viendo el juego del Athletic, y viendo como el Madrid está machacando a sus rivales, la perspectiva de ir al Bernabeú como que me hace poca gracia. Si ya es cansino escuchar las glosas de los "media" a la excelsitud del Madrid, de Florentino, de Ronaldo y de toda la banda merenegona, la idea de que encima lo hagan a mi costa, como que no me seduce demasiado.

Y es que -lo habréis notado a estas alturas con vuestra proverbial perspicacia- veo a los leones con los dientes y las garras demasiado mellados como para hacer daño a nadie. Y menos al Madrid.

Me imagino ya al Cristiano ese, armado con una quijada de periodista deportivo (o de asno: ambas son igualmente efectivas) a punto de descargar el último golpe sobre un viejo león desdentado, exhausto y humillado; mirando altivo a las gradas del coliseo capitalino mientras la chusma extiende sus brazos con el pulgar hacia abajo. ¡Vae victis!

Pero no: algo en mí se rebela contra esa idea. Y veo el IBEX rebotando desde mínimos. Si el IBEX puede rebotar, ¿por qué no nosotros?

Llamo rápidamente a mi broker, de la Renania Investing Corporation, para pedir su opinión, y tras hablarme media hora de envolventes, medias logaritmicas y ondas de Elliot me dice: "Pero a tu favor juega el criterio de la opinión contraria" Y es que, amigos zurigorris, cuando todos los analistas coinciden en desaconsejar un valor, ese valor solo puede subir. La teoría es que como ya no queda nadie al que convencer de que la cosa pueda ir peor, ya no queda nadie que pueda vender, por lo que cualquier cambio ha de ser forzosamente a mejor.

Creo que es el clavo al que se agarran los "siempre alcistas" para seguir siendo optimistas cuando todo se hunde a su alrededor. Pues yo también me agarro. Quiniela: un "2" fijo.