El Mal de Altura (Espanyol - Athletic)

Visto lo de ayer en Oporto, hoy tal vez se podría haber abierto una entrada titulada "El increíble Hulk".

Yo al menos, que a diferencia de MarioSila y otros conspicuos clientes del local no me considero discípulo de Maldini, no conocía a dicho jugador y debo reconocer que me sorprendió. También lo hizo la pájara del Villareal. Del cielo al infierno en 45 minutos.

Pero toca hablar de nosotros. Y para variar, de algo que no tenga que ver con la politiquilla interna de compromisarios, directivos y estatutos. Toca hablar del próximo partido, que nos enfrenta a un rival directo en nuestra lucha por Europa.

Enlazando con lo de ayer, algunos ven en el desplome físico del Villareal un aliciente para mirar incluso más lejos de la UL y lanzar nuestra candidatura a la Champions con una victoria en el campo de los periquitos.

Yo soy más pesimista. En parte, porque parece que mi pesimismo le sienta bien al Athletic: preveía dos malos partidos frente a Real y Osasuna, con posible derrota en ambos encuentros. Y no fue así.

Así que en la confianza de volver a equivocarme, prevéo una desilusión en tierras catalanas. Me baso en un mal endémico que nos ataca desde hace tiempo y que no creo que haya remitido: el mal de altura. Desde hace ya años, cada vez que el Athletic afronta una encrucijada, un partido que puede marcar un punto de inflexión para dar un salto cualitativo en nuestros objetivos, el equipo falla como una escoperta de feria. Y no por mala suerte, malos arbitrajes o algo así, no. Yo creo apreciar en esas ocasiones un mal de altura, un vértigo, que se traduce en sorprendente falta de actitud en los jugadores o en un planteamiento increiblemente pacato. Y ello precisamente cuando más haría falta un arreón de ambición, de personalidad.

Me temo que pueda volver a pasar en Cornellá. Seguramente peco de catastrofista, pero ¡son ya tantas desilusiones!

Si me equivoco y ganamos, habremos casi asegurado nuestra presencia en Europa. Y probablemente tendremos convocatoria de elecciones. ¡Perdón! Había dicho que no tocaba hablar de politiquilla y ya estoy mezclando cosas. Claro que ... ¿realmente soy yo el que las mezcla?

¡Ah! Se me olvidaba. Parece que además vamos a estrenar equipación. A mí no me parece mejor que lo que me parecería que el Madrid o el Sevilla jugaran con una camiseta rojigualda; y encima el diseño me parece feo. Vamos: que no soy partidario, aunque hay cosas que me preocupan más, francamente. No deja de ser un tema menor.