Siguen sin entenderlo

Hacer pagar a las radios ...

Amenaza de huelga ...

Horarios que son una puñalada al público real y al fútbol modesto ...

Son algunas de las noticias que más están dando de qué hablar.

Pero no son distintas noticias; son la misma noticia: que los dirigentes siguen sin entender la naturaleza de su negocio y por lo tanto de sus problemas.

No me voy a poner pedante otra vez y os ahorraré las citas, pero el asunto está más que tratado desde hace años por economistas americanos: en un sistema económico como la liga de un deporte profesional, su naturaleza competitiva (juego de suma cero) unido a que funcionan como una economía cerrada, hacen que:

1) La naturaleza competitiva fomenta la escalada de gastos e incentiva la irresponsabilidad y las huídas hacia adelante.

2) El carácter de economía cerrada hace que cualquier ingreso adicional genere automáticamente inflación, sin mejorar las situaciones de partida.

3) Encima, en el caso español, la existencia de dos clubes privilegiados no hace sino añadir distorsiones y poner las cosas aún peor al resto de clubes.

En los EE.UU. se dieron cuenta hace unos 40 años de que el problema económico de los grandes deportes no son los ingresos, sino los gastos, y adoptaron políticas de limitación de éste que además estimulaban la verdadera competitividad. Aquí no: aquí seguimos buscando ingresos adicionales sin darnos cuenta de que:

A) La economía de los clubes en general no está mejor, sino peor, que cuando se manejaban ingresos mucho menores.

B) Cada salto cualitativo favorece más a Madrid y Barcelona y aumenta su distancia sobre los demás.

Hasta que los demás clubes no se den cuenta en serio de esto, no hay solución para el fútbol español. Por mucho que estrujen a las radios o al mercado asiático.

Poner techos de gasto, rebelarse contra Madrid y Barcelona, y abortar unos horarios que van a poner cada vez peor la situación de los clubes modestos (y de las posibilidades de cobrar de sus jugadores) constituyen el único camino.

Todo lo demás, en el peor de los casos empeorará la situación.. Y en el

mejor, dejará todo igual retrasando la verdadera solución ... lo cual también será ir a peor. O sea: no estamos sino ante huidas hacia adelante que nos acercan al abismo.