Ser o no ser Athletic: ¿Un modelo agotado?

Me vais a ahorrar que abra una entrada sobre el asunto de las firmas rechazadas.

El tema ha sido abundantemente tratado en la web amiga por Piston y por mí mismo, así como varios foreros de la web amiga y vistantes de este ambigú.

Aquí mismo, en la entrada sobre la asamblea de mañana, el asunto ha sido objeto de varios comentarios.

Hoy quiero reflexionar en voz alta sobre nuestro modelo.

Como sostiene MarioSila, no defendemos ciertas posturas por querer ser diferentes, sino porque creemos en ellas.

Pero aún así es indudable que poseemos algunos signos diferenciales que nos hacen distinguirnos, desafiantes, del resto de la masa impersonal de clubes de fútbol. A mí modo de ver tres son los principales:

Somos uno de los cuatro únicos equipos que no se han convertido en SAD y que mantienen un carácter popular basado en una base social amplia en la que "una persona = un voto".

Somos uno de los tres únicos equipos que han estado siempre en primera división. Aunque esto es un resultado más que un principio.

Somos el único equipo que mantiene una política de fichajes como la nuestra.

Pero el modelo está en crisis. No solo dentro del campo sino fuera. Los directivos son cada vez más despóticos y los intentos de que los socios reaccionemos no pasan de eso: de intentos. La mayoría de nosotros nos comportamos como meros abonados, haciendo buena la célebre frase de Erkoreka de que estamos para "pagar y animar".

A eso se suma una crisis deportiva que dura ya demasiado en su tramo más grave (con este van a ser cuatro años con la permanencia como único "éxito" alcanzable) e incluso demasiado más en su fase más crónica (23 años sin títulos y 22 sin jugar una final)

Muchos ven las causas de esta crisis múltiple en factores externos: abolición del derecho de retención, ley Brossnan, leyes comunitarias que eliminan las cuotas de extranjeros, etc.

Pero ¿es eso cierto? ¿No será más bien que mantenemos sistemas -la llamada filosofía y el Club deportivo- pensados para otro tipo de personas?

Ambas características necesitan de un cierto tipo de jugador y de un cierto tipo de socio para ser viables. ¿Existen esos jugadores, existen esos socios?

El fútbol ya no es un sentimiento. Es sobre todo una mercancía. Y ese carácter mercantil no se compagina bien con la mentalidad que hacía posible que el modelo funcionara bien.

Por decirlo con un simil cinematográfico, nos estamos empeñando en que Bergman ruede un guión pensado para Capra. Queremos hacer "¡Qué bello es vivir!" pero nos sale "El séptimo sello".

Ante eso nos quedan tres cáminos. Pero yo solo me planteo dos de ellos.

El primero, que yo excluyo, es cambiar y adaptarnos.
El segundo es tirar la toalla y dejar de luchar. Darlo por imposible y esperar a que un día llegue la dulce muerte.
El tercero es no resignarse y empeñarse en luchar para cambiar la situación.

Así pues, me veo ante el dilema de Hamlet.

¿Tú qué me recomiendas, amigo del ambigú? ¿Luchar o bajar los brazos?