Ripley quiere dormir

Ayer volví a verla, tras muchos años sin encontrarnos. Pude comprobar que ha madurado bien, francamente muy bien, casi tan bien como Carla Bruni. Recuerdo la primera vez que la vi. Era un verano de finales de los setenta, en la Costa Brava, la primera vez que con unos "colegas" hacíamos unas vacaciones por nuestra cuenta, de camping en camping. Como para olvidarlo.

A lo que iba, la vi por primera vez en un cine de verano, en Calafell concretamente. Ya esa primera vez me dejó impresionado. Una soberbia conjunción entre lo insólito y el terror, un relato angustioso, claustrofóbico a pesar de tener, ahí mismo, la inmensidad del espacio exterior.

"Alien, el octavo pasajero" siempre me ha parecido una película hermosa, tensa, de atmósfera onírica, un cuento gótico de horror. El suspense de verdad, auténticamente sobrecogedor. Todavía recuerdo las marcas de aquellas uñas francesas en mi brazo mientras la cámara avanzaba en aquellos estrechos, sombríos y sucios pasadizos de la nave "Nostromo", fortaleza gótica de arquitectura asfixiante, una especie de condena para sus habitantes.

Y luego está él o ella....el "Alien". Un nenúfar baboso, que nos deleita con unas metamorfosis que ya quisiera, para sí, el maestro Kafka. De cangrejo saltarín a parásito intestinal, de ahí a txangurro atómico y de éste a gigante con doble mandíbula capaz de triturar cualquier cosa, que escupe babas gelatinosas, que sangra ácidos mortales, y que persigue, cual renano, a chicas en ropa interior por toda la nave. Un lujo, una máquina perfecta para perseguir y atemorizar.

Pues bien, ayer pude verla de nuevo. Y pude comprender como nunca a la teniente Ripley cuando tras haber mantenido los ojos abiertos durante toda la "peli", sabiendo que un pestañeo puede desencadenar el error fatal, exhausta por tanto esfuerzo frente al miedo, a pesar de saber que no habrá una "segunda oportunidad", agotada, toma esa decisión que todo espectador sospecha que es suicida.... hibernarse, cerrar los ojos y que la cápsula la conduzca donde sea en la negrura impredecible del espacio.

Y comprendí a la teniente al acordarme de la nave zurigorri....

Porque hace ya tiempo, varios años, que un "Alien" feo, humillante, helador, baboso, ácido, de piel pegajosa y poseedor de una dentellada brutal, nos acecha. Pone en peligro nuestra supervivencia como club y atormenta, partido a partido, los sueños de la afición rojiblanca. Su sombra, el terrible descenso, parece no querer detenerse en su deseo de darnos su abrazo mortal. Su perfección es solo comparable a su hostilidad. Este "bicho" que no conoce el remordimiento, que no tiene sentido moral alguno, frente al que no conviene confiar en una "segunda oportunidad", hace que equipo y afición viva en una atmósfera opresiva, paranoica y asfixiante. Capaz de festejar en Noviembre un segundo gol al colista como si significara certificar la victoria en una final de Champions.

Hubo momentos en los que creímos habernos desembarazado del "Alien", superado el peligro, y que nuestra nave zurigorri podría retornar a una singladura tranquila. Estábamos equivocados, los últimos partidos han dejado claro que el "bicho" sigue ahí, al acecho, aniquilador.

Una frase de la "peli" taladra mi cerebro...."no tenéis ninguna posibilidad....pero contáis con mi simpatía".....es como si saliera de la boca de un buen aficionado madridista, o culé o sevillista o de un "simple" Villareal......como si lo pronunciara un Robinson autómata, de sonrisa que babea una especie de leche blanca, y con los cables de Digital+ asomando bajo su cabeza seccionada.

Y es que como a Ripley, los ojos ya nos duelen de haber querido dar batalla al monstruo. Como a Ripley, a todos, estos últimos años, nos ha mantenido despiertos el espíritu de supervivencia, la capacidad de lucha hasta la extenuación. Pero como a Ripley, a mí, a veces, tras partidos infames como los de la última semana, me invade un deseo infinito de hibernar, cerrar los ojos y que sea lo que sea, sin fuerzas ya ante este nuevo capitulo de sufrimiento que parece inevitable.

Como Ripley, en ocasiones, yo también, exhausto, quiero dormir.... no sé si el sentido de supervivencia bastará, otra vez, para mantener los ojos abiertos..... por favor...si veis que desfallezco, ayudadme a mantenerme despierto.

Y ni siquiera tenemos una inquietante "madre" para preguntarle qué está pasando...