Entrevista con Irureta

Aunque ya estáis tratando el tema en otras entradas, reproduzco la entrevista con Irureta. Tiene suficiente importancia.

Javier Irureta (Irún, 61 años) extiende las manos en su despacho, que ocupa una de las esquinas del edificio.

«Cuando llegué como jugador en 1975 el sitio en el que ahora estamos era el lugar en el que se hacía la misa de los sábados. Venía un cura a celebrarla cada quince días, cuando estábamos concentrados antes de jugar en San Mamés porque en aquellos tiempos en el piso de arriba de Lezama había habitaciones».

Llegó al Athletic en 1975 como jugador; en 1994, como entrenador; y ahora, como director deportivo. La vida siempre le devuelve al mismo sitio.

-Sí, pero esta vez me sorprendió cuando me llamaron.

-¿Cómo son sus primeras semanas?

-Llego a las nueve y me voy a las dos y media. Por la tarde, de cuatro y media a nueve y pico, cuando ya se han ido los últimos autobuses. Echar horas nunca me ha preocupado. Un día, al acabar me fui con Manolo Delgado a cenar con los cincuenta y tantos chicos que tenemos en la residencia de Derio. Quise trasladarles imagen de cercanía. El otro día me fui con Delgado a estar con los chicos del Basconia y les habló de la 'zona Cesarini' (un jugador argentino especialista en resolver los partidos en los últimos instantes). Al día siguiente regresamos y los chicos habían colgado del tablón de anuncios la biografía de Cesarini. Queríamos mostrarles que en el fútbol hay que ser constante hasta el final. Me parece bien que los jugadores tengan curiosidad por las cosas del fútbol.

-¿En qué cambia su trabajo con respecto a la época de entrenador?

-A un entrenador se lo dan todo hecho. Aquí tienes que estar atento a todo. Por ejemplo, por primera vez en mi vida me he tenido que preocupar de a qué hora llegan los autobuses de los chavales o si uno de ellos se retrasa.

-¿Dónde quiere poner el acento en su trabajo diario?

-No quiero encerrarme en el despacho y dirigir desde aquí. Me han contratado para estar a pie de campo. Quiero ver los entrenamientos y estar en constante comunicación con los técnicos.

-Una de las cuestiones que se le pueden echar en cara es que la dirección de canteras es un mundo que no conoce.

-En todos mis equipos, Athletic, Real Sociedad, Celta, Deportivo... he tenido relación con los equipos base. Además hace años tuve contacto con la base cuando entrené al Getxo y fui seleccionador vizcaíno.

-En 2007, en la campaña electoral, Fernando García Macua se reunió con usted y rechazó el mismo puesto. ¿Por qué?

-Porque entonces no me veía. Quería seguir en los banquillos. De hecho, después dirigí al Zaragoza mes y medio.

-Y ahora, tres años después, sí se ve.

-A distintas circunstancias, distintas decisiones. En este momento es complicado entrenar en España. No sólo para mí, sino para gente con historial como Mané, Iñaki Sáez, Luis, Quique Sánchez, Clemente... Tuve la oportunidad de salir a un equipo extranjero o a una selección, pero no me apetecía. Son muchos años fuera como entrenador y la familia se merece que trabajes en casa.

-Uno de los motivos de la crisis de Lezama fueron los conflictos internos. ¿Llega usted como el pacificador?

-Soy un hombre al que le gusta mucho el consenso. Antes de recibirte he tenido una reunión con entrenadores. Teníamos distintos puntos de vista, pero hemos alcanzado un punto de acuerdo. Siempre escucho a todos y luego decido. No sé si había inestabilidad antes, pero yo no tengo ningún problema con nadie. Tengo una gran relación con Caparrós y los técnicos del primer equipo. No quiero compartimentos estancos, sino una fluidez total en la comunicación y en el trasvase de jugadores.

-Antes de su elección, la junta negoció con Amorrortu, Ziganda y Sáez. ¿Tiene la sensación de que entra como cuarta opción?

-No me importa en absoluto. Es algo que me parece normal en este mundo. Que me eligieran al final me hizo feliz, pero no me importa ser el primero, el segundo o el tercero. He venido con mi experiencia y mis ganas de trabajar.

-Cuando se le fichó se interpretó al segundo: la junta busca un recambio para Caparrós por si hay crisis.

-No es ese el concepto que tengo de mi fichaje. Yo estoy para ayudar. Joaquín lo está haciendo muy bien y probablemente igual tenga una vida más larga como entrenador del Athletic que el actual contrato. Tengo alma de entrenador, pero mi deseo de entrenar al Athletic ya lo cumplí en su momento. De momento, estoy tranquilo. Son 612 partidos en Primera. Sólo soy superado por Luis. He ganado Liga, Copa, Supercopa y jugué una semifinal de Champions. Mi ego deportivo ha quedado satisfecho. Sólo quiero ceñirme a Lezama.

-¿No le volveremos a ver entonces en un banquillo?

-Tampoco quiero decir eso. Lo que quiero decir es que en el Athletic no ambiciono nada más que Lezama.

-Es también asesor deportivo de la junta. Es probable que le consulten sobre la continuidad de Caparrós. ¿Dónde se coloca?

-El trabajo de Joaquín está siendo positivo, pero en el fútbol hay que esperar. Su trabajo le avala, pero es la junta la que deberá decidir más adelante. De momento, nadie me ha preguntado por eso desde la comisión deportiva.

-Se lo pregunto. ¿Debe seguir?

-Su trabajo es positivo. Pero insisto no me han hecho la pregunta desde la comisión deportiva todavía y es probable que ni me la hagan.

-¿Cómo son sus relaciones con Caparrós?

-Hablo muy a menudo con él, casi a diriao, sobre todo cuando se acerca el fin de semana.

-¿Le pide consejo?

-No, pero hablamos de forma muy natural. Nos reunimos en su despacho y nos entendemos muy bien.

A San Mamés

-Las jornadas de tecnificación de Caparrós levantaron ciertas ampollas el pasado año en técnicos de fútbol base. ¿Seguirá con ellas?

-Sí, y además con novedades como llevarlas en algunos momentos a San Mamés, un premio para los chicos. Me parece una buena idea. Yo mismo iré a esos entrenamientos, aunque no de corto.

-Ha hablado con ex-jugadores para incorporarlos a Lezama.

-Sí, con algunos.

-¿Rafa Alkorta ha sido uno de ellos?

-Sí, pero en este momento está en otro trabajo (comentarista de televisión). Me hubiera gustado incorporar a ex-jugadores recientes o a algún compañero, como Andoni Goikoetxea.

-¿No ha querido?

-No se ha dado esa posibilidad de momento.

-Es decir, no lo ha querido el club.

-Hemos aprovechado los recursos humanos que había. El presupuesto es el que es y provoca que sea complejo contar con gente de prestigio.

-Etxeberria se retira. ¿Le gustaría contar con él?

-Quiere ser entrenador. Para los muchachos que un ex-futbolista les enseñe la cosas es muy importante. Para mí es importante que haya referencias de ex-jugadores.

-¿Dónde se sitúa en el debate sobre la cantera global?

-Mi idea es la que ahora rige. Mira, hoy mismo Gari Fullaondo (metodólogo) e Iñigo Lizarralde (responsable de captación) han ido a Oyón, en donde hemos abierto una escuela. Allí irán chicos de la Rioja alavesa, pero también probablemente de la zona de Logroño para ser formados con los métodos Athletic. De la zona de Cascante ya ha venido algún chico nacido en Aragón. Si de jóvenes han jugado en nuestras escuelas, cumplen con la filosofía. De momento, no soy partidario de abrir más allá.