La Junta Electoral del Athletic ha hecho público el resultado de la revisión de avales.
Al auditor le han rechazado un 2,5% de los avales y al cocinero y emprendedor el 6%. Entre los clientes de este local hay gente con experiencia en esto de la recogida de avales que podrá decir qué le parecen estos porcentajes. Creo que ambos entran dentro de lo razonable, aunque el auditor de momento lleva ventaja no solo en número absoluto de avales sino en el rigor con el que estas cifras hacen suponer que se han recogido.
En todo caso, ambos candidatos han pasado el corte y parece que habrá elecciones, contrariamente a lo que decían ciertas teorías conspiranoicas a las que -lo confieso- di credibilidad.
Con tal motivo, El Correo de hoy presenta sendas entrevistas con los dos aspirantes. Me han resultado interesantes, hasta el punto de que salvo inesperados giros que tengan lugar durante lo que nos espera de campaña, ya he decidido a quien NO votar: a día de hoy, tengo descartado hacerlo a Elizegi. Es más: supongo que casi seguro votaré a Uribe-Echevarría aunque todavía podría votar en blanco, opción que considero improbable pero no imposible.
Si me permitís, paso a exponer mis razones, y lo hago dividiéndolas en dos bloques: el basado en mis impresiones iniciales, y el derivado de las citadas entrevistas.
Impresiones iniciales.
En primer lugar os haré una confesión: lejos de mí desautorizar al camarada Anguita, pero la frase "programa, programa, programa" que él hizo famosa me parece que es secundaria en el Athletic. Por supuesto que no es del todo desdeñable: en el programa pueden asomar concepciones del Athletic que gusten más o menos, y algo de eso pasa en este caso y me referiré a ello más adelante. Pero generalmente, desde las primeras elecciones que ganó Duñabeitia, los programas electorales no son sino listas de buenas intenciones, intercambiables al 90% por todas las candidaturas y suscribibles en porcentaje similar por los socios.
A mí lo que más me guía a la hora de votar es la fiabilidad personal que me merecen los candidatos. En su día he votado a Aurtenetxe, Arrate (equivocándome, seguramente), Uría, Guzmán, Urrutia... simplemente porque me fiaba más de ellos que de sus competidores. Cuando desconfiaba por igual de todos los candidatos, he votado en blanco.
Pues bien: si otras veces esa confianza o desconfianza se basaba más en las impresiones que daban a través de los medios, esta vez estoy de suerte: aunque no les conozco personalmente, si conozco gente de mi confianza que les ha tratado a ambos. Y todos coinciden en hablar bien de Uribe-Echevarría, en lo profesional y en lo personal, y en considerar a Elizegi como una persona competente en lo suyo pero poco de fiar en el sentido no de no ser honrado, sino de ser un vendedor de humo, un demagogo.
Considerando además que eso coincide con la sensación que me han ido dando ambos cuando han salido a la palestra durante estos años, está claro que Uribe-Echevarría partía con ventaja.
Uribe, además, ha sido un miembro importante de la junta de Josu Urrutia. Aunque él reivindique su personalidad y no le acabe de gustar el calificativo de "continuista", lo cierto es que es inevitable que la opinión que cada uno tengamos del desempeño de la junta de la que ha formado parte tendrá, para bien o para mal, influencia en lo que opinemos de él como candidato. ¿Y cuál es mi opinión al respecto? Pues bien: aunque Josu me ha decepcionado, en general hago un balance positivo de sus dos mandatos. Creo que lo ha hecho bien, con algunas sombras, pero sin dejar por eso de merecer, digamos que un notable bajo. Es más: la mayor parte de mis pegas tienen que ver más con el carácter y lo que yo juzgo como defectos personales del presidente que con el conjunto de la gestión, lo que quiere decir que algunas (muchas) de las sombras que atribuyo a Urrutia no las hereda Uribe-Echevarría. En suma: su pertenencia a la directiva anterior también me inclina hacia el auditor.
Hay otra cuestión ligada a esta que aunque sea injusta no creo que podamos obviar: los efectos indeseados de la ley del deporte le otorgan a la candidatura de Uribe-Echevarría la ventaja de poder gestionar económicamente al club con mucho más margen de maniobra. Van a poder administrar el patrimonio acumulado sin ningún temor, cosa que no puede decir -reitero que injustamente pero es lo que hay- la otra candidatura.
De partida, por lo tanto, Alberto empezaba con tres de tres ventajas sobre Aitor. Pero hay más: el periodo preelectoral.
Los dos han dado muestras de indecisión. Ambos se han hecho de rogar. Eso no resulta muy tranquilizador, pero ni siquiera en eso están en pie de igualdad: los vaivenes de Elizegi han sido más escandalosos. Es cierto que él tiene el problema añadido del aval económico, y sin duda que eso se puede considerar un atenuante, pero hay algo peor: la falta de explicaciones al respecto. Se le ha preguntado muchas veces, y no ha dado una respuesta clara.
Su comparecencia en TeleBilbao la semana pasada además, lejos de ayudarle, al menos a mí me ha hecho que le quite muchos puntos. La evanescencia de la larga entrevista (monólogo, más bien) llegó a ser hasta irritante. No me extiendo más porque ya lo comenté en su día. Pero yo no quiero a un presidente del Athletic que sea así.
Luego sale con una pata de banco: la ventaja de la otra candidatura en el asunto del aval económico es injusta (tiene su parte de razón) y en consecuencia hay que cambiar los estatutos. Parece que ya ha corregido ese discurso, como demuestra en la entrevista de hoy, pero que alguien que insiste en que lleva preparándose cuatro años salga atribuyendo a los estatutos un asunto que es de la ley del deporte... me causó muy mala impresión.
Uribe a todo esto, no podía meter la pata porque estaba relativamente callado. Chico listo: así no se equivoca uno, toda vez que además ese silencio entiendo que no se le podía echar en cara dado que después de tantos años hablando en las asambleas ya se le conocía y siempre podrá decir que llavaba años dándose a conocer. Sin embargo, sí que se equivocó posando: aquella foto con Arrate y Lertxundi… todavía me da repelús.
Y así llegamos a El Correo de hoy.
Las entrevistas.
Me ha gustado, moderadamente, la entrevista con Uribe. Se defiende bien de algunos aspectos conflictivos que le sacan (la escuela de Oyón, el supuesto apoyo jeltzale, su carácter continuista, Lezama…) y da respuestas que a mí me parecen sensatas y razonables a cuestiones polémicas como la animación en San Mamés o la llamada "filosofía". No puedo decir que me entusiasme ni me proponga algo emocionante, pero da una sensación de persona juiciosa y fiable.
Sin embargo, en la entrevista con Elizegi hay cosas que no me gustan NADA. Una es la forma en la que quiere abrirse a la diáspora vasca. La idea me desagrada profundamente (algún día abriré una entrada ad hoc) pero es que además la palabrería barata con la que la defiende... me da miedo. También aprecio demagogia al hablar de la grada de animación, de las neskak... ¿Nadie le ha dicho que las primeras que no veían lo de la gabarra eran ellas? ¿Hasta cuando va el demagogo de turno a hacer populismo con ese asunto?
Pero lo peor llega cuando se le pregunta por los dos temas que más curiosidad despierta su candidatura: sus cambios de opinión sobre presentarse o no, y cómo ha conseguido los avales. La respuesta a la primera pregunta es vaga y ambigua, pero bueno: algo dice. Pero a la segunda... después de decir que lo ha explicado ¡muchas veces!, y ante la insistencia del periodista, da una respuesta tan larga como vacía: no aclara absolutamente nada. Bueno, algo sí aclara: que está encantado de conocerse.
Mi conclusión a día de hoy de toda esta larga entrada es que tenemos que elegir entre un candidato que no me produce ilusión ni miedo, y otro que sí que me preocupa que pueda llegar a Ibaigane. Vistas así las cosas, votar en blanco me parecería irresponsable (en mi caso y viendo las cosas como las veo; no pretendo en absoluto juzgar a los que lo vean de otra forma) y por lo tanto, como he dicho al principio, si las elecciones fueran hoy votaría a Alberto Uribe-Echevarría.
Una cosa más: hace unos días alguno de vosotros decía que Uribe-Echevaría es un soso incapaz de ilusionar y que sin embargo Elizegi es capaz de vender helados en el Polo Norte, que en un debate cara a cara el primero perdería por goleada. Al leerlo me acordé de la última vez que tuvimos que elegir entre un soso fiable y un insensato oportunista con labia. La mayoría de los socios votó al de la labia y le sentamos a Lamikiz en el palco. Espero que hayamos aprendido algo desde entonces. En esta analogía juega a favor de Uribe que a Guzmán le perjudicó que su origen negurítico seguramente suscitaba alguna desconfianza en ciertos sectores que sin embargo creo que estarán cómodos con Alberto, que por lo tanto no se enfrentará a ese hándicap.
P.S. Pido disculpas por no incluir los enlaces a las entrevistas. Es un contenido reservado para suscriptores y no he sabido acceder (las he leído en la edición impresa) Si alguno los consigue y los mete en un comentario, los sacaré para ponerlos en la entrada.