
Juntos ganamos muchas carreras. Era el “tarangu”. Aquel "iturri", la masilla correctamente aplicada y la foto del “tarangu” se habían convertido, entre mis dedos, en una máquina perfecta, imbatible sobre esas carreteras empinadas , con vueltas y más revueltas, dibujadas con tiza sobre la acera de la plaza Moraza.
Eran aquellos años de principios de los setenta en los que además de la colección de futbolistas completábamos cada año nuestra colección de ciclistas. Eran nuestros héroes de primavera y verano, en esos tiempos en los que a la Vuelta le seguía el Giro y a éste, ya en el mes de julio, como siempre, el Tour. Todavía recuerdo aquellos cromos del Bic de Ocaña, de Eddy Merckx, el verdadero caníbal, con su invencible Molteni….pero sobre todo….aquellos cromos del Kas, nuestro equipo, con el “tarangu” Fuente, Lasa, Perurena, Aja, Gonzalez Linares…el mejor equipo del mundo….luego podías encontrar representados en el pelotón de "iturris" a los Poulidor, Gimondi, Zoetemelk, Thevenet, Agostinho, Van Impe…..los dioses del asfalto…en aquellos tiempos en los que , desde luego, no podías seguir en directo por televisión las etapas pero te conformabas con ese resumen largo que se daba antes o después del telediario de la noche. Ahí les veías, demarrando en lo más duro de la cuesta, retorciéndose de agotamiento, tirando todo el equipo a la caza del escapado, bajando los puertos con lluvia a velocidad de vértigo, jugándose la vida…y si no a esperar el articulo , con tintes de epopeya, y las fotos del Correo o la Gaceta.
Pasaron los años y con ellos, los Hinault, Fignon, Lemond….hasta que llegaron esas tardes de Julio de los 90, con Indurain como angel exterminador. Aquellas etapas retransmitidas por la televisión, desde las diez de la mañana. Aquellos días que cogía uno vacaciones para poder ver entera la etapa reina (alguna todavía tengo grabada). Etapas de 250 km y ocho puertos de montaña, tres de ellos fuera de categoría. Inhumano, imposible de aguantar aún para un físico privilegiado. Ya entonces vislumbrabas, perdida la inocencia infantil, que aquello no podía lograse a base de pastelitos de arroz y platos de pasta, pero era mejor no pensarlo.
Todavía tengo la imagen clara de aquel Roche que caía desplomado al atravesar la meta tras Pedro Delgado….como muerto….necesitando que le pusieran la bombona de oxigeno…más para allá que para acá…uno pensaba…”el irlandés ha caído con las botas puestas”….al día siguiente atacó desde lejos en una etapa de alta montaña en la que se subía el Joux Plain y se aseguró así ese Tour. Mejor no hacerse preguntas, todo sea por el espectáculo.
Pocas cosas, en el deporte, me habrán angustiado tanto como la imagen del ídolo reventado en la carretera, bajo un sol de justicia.....la cámara que lo filma….esa cara desencajada mientras sigue dando pedales como un autómata. La boca abierta intentando respirar….el maillot abierto hasta el ombligo, la mirada absolutamente perdida, el pedaleo absurdo con el que casi no avanza, como si se dirigiera a ninguna parte….un auténtico coloso en llamas….Y a la vez pocos momentos deportivos me habrán emocionado tanto como ver en directo el demarraje poderoso del campeón, justo cuando la carretera más se endurece, cuando la velocidad roza los 20 km/hora, el resto del grupo retorciendose de sufrimiento intentando un imposible… mientras le ven alejarse , poco a poco, metro a metro, pero de forma inexorable…en unos instantes el grupo compacto de elegidos se ha convertido en una procesión inacabable de corredores que de forma individual, gota a gota, exhaustos, intentan llegar a la meta.
O esa imagen, ahora alejada del sufrimiento y cercana a la perfección, cuando ves al contrarrelojista devorar kilómetros de carretera, cuando bicicleta y hombre parecen uno solo, sin un movimiento de más, sin una vacilación, una máquina que avanza indestructible cortando el aire y el reloj como una flecha.
Pero al final pasó lo que tenía que pasar. Llegaron los controles exhaustivos y con ellos la realidad expuesta con toda su crudeza. Los productos dopantes, los equipos con técnicas extrañas de preparación, los productos para enmascarar el dopaje, las mentiras y las trampas al descubierto. Un mazazo, pero era previsible. Llegaron los castigos y las condenas, la nueva ética impuesta por autoridades deportivas y aceptada por equipos y corredores, y con ello una reflexión, quizás ahora se de paso a un ciclismo más medido, menos brutal, etapas más cortas y menos exigentes, tal vez menos espectáculo pero más pureza y más verdad y seguiremos disfrutando de estos héroes de la carretera.
Pero cada año el goteo ha sido constante, caso tras caso, vencedores desposeídos de sus maillots, de sus victorias, héroes de mentira, y ganadores que lo son seis meses después de terminada la competición. Este año se anunciaba un Tour sin las grandes estrellas de antaño pero, a cambio, se esperaba un ciclismo limpio. Da igual, primero un caso, “triqui” Beltrán, ¿con 36 años ya y a un paso de la retirada era necesario esto?...luego otro bejarano que da positivo y, no solo eso, le encuentran bolsas con productos prohibidos…si eso se confirma se enfrenta a cinco años de cárcel. En fin, el más tonto del pelotón.

Y hoy, Riccó, uno de los llamados a ser grande, que había dado un par de exhibiciones, ganando dos etapas da positivo también por EPO. No es un doping cualquiera y el equipo, Saunier Duval, el animador hasta ahora del Tour, no puede hacer como que no ha pasado nada, así que todos sus compañeros son retirados de la carrera. Leí hace unos días una entrevista que le hicieron a Riccó, creo que en Marca. En ella se declaraba fan de Pantani, a quién declaraba su ídolo…torcí el gesto en una mueca al leerlo….ídolo de barro….no han pasado ni diez días….y esta tarde mientras conducía camino de casa me preguntaba…¿a estas alturas doparse con EPO? ¿pero en qué cabeza cabe? ¿cómo se puede ser tan tonto?..al poco la radio escupe la respuesta……es el alquimista que trabaja dia y noche en el laboratorio el que un día le dice al médico deportivo al oido….”tengo EPO….de última generación…¿te interesa?...es un poco cara….pero ésta es indetectable en los controles”….y luego el médico deportivo le dice a sus clientes ciclistas….” Tengo EPO…de ultima generación….es un poco cara…pero ésta no deja huella en los controles …¿te interesa?”…..
No dejaba huella, era indetectable. Han caído como moscas. El daño es terrible. Es inevitable, cada vez que vea a uno de estos esforzados de la ruta haciendo una exhibición en esas cuestas malditas aparecerá la sombra de duda…¿habrá dado el alquimista farmacéutico con el producto , de verdad, indetectable?.
Están matando este deporte. Allá ellos. Almirante, deje de escribir epopeyas sobre estos héroes, suelte la pluma un instante y lloremos juntos.