viernes, 14 de mayo de 2021

La botella medio llena


Tengo que reconocer que al leer que mi admirado Unamuno era un pseudointelectual había pensado en dejar de escribir en el blog por no dar el nivel ante gente tan elevada.

Pero veo que os amontonáis en la entrada anterior y ya que ninguno de los que puede se anima, abro esta para airear, que la ventilación es importante en estos tiempos de pandemia.

Y lo hago después del lamentable partido de Huesca para ir contracorriente e insuflar algo de optimismo.

Señores: cuando ganamos la Superliga al Madrid y al Barcelona (que había eliminado previamente al adalid del jogo bonito) decíamos que la clave habían sido los ahora denostados Williams y Muniain, junto con la mejor versión de Raúl García.

Si entonces nos hubieran dicho que sin el protagonismo de esos jugadores íbamos a ganar al Sevilla y al Atlético, no nos lo hubiéramos creído. Como tampoco hubiéramos creído diez minutos antes de rodar el balón en la semifinal contra el Madrid que íbamos a ganar la Supercopa, ni que íbamos a llegar a la segunda final de copa consecutiva.

La forma en la que jugamos las dos finales coperas fue vergonzosa y ahí está la madre del cordero: son dos grandes árboles que no nos dejan ver el bosque.

Empatar frente a Osasuna se vio como una afrenta por como se produjo, pero en diciembre, por ejemplo, con esa alineación (¡con esa defensa!) todos hubiéramos puesto un "2" en la quiniela.

Empatar contra el Valladolid después de ganar al Atlético se vivió como un fracaso y una muestra de que "pasábamos" de ser ambiciosos. Que por esas fechas un Barcelona al que le pusimos a huevo la liga palmara contra el Granada no se vio como una prueba de cualquiera le puede hacer un roto a un gran equipo, incluso cuando este está supermotivado, no; nos comparamos con el Granada (cualquiera le puede ganar al Barcelona) en vez de con el propio equipo culé (hasta los mejores caen: no hay enemigo pequeño)

Me parece que la tremenda desilusión de las finales de copa nos ha hecho entrar en modo don Pésimo y que todo nos parece mal.

Pues yo veo la botella medio llena. En la Supercopa vimos que con Rulo, Iker e Iñaki en forma se pueden hacer grandes cosas. En otros partidos hemos visto que algunos (yo, por ejemplo) hemos podido precipitarnos al descartar que Sancet y Morcillo pudieran tener recorrido en el Athletic. Vencedor, con los altibajos propios de un recién llegado a la categoría, se está asentando cada vez más. Balenziaga, un sospechoso habitual al que dábamos por amortizado, sigue centrando al cuerpo del rival pero ha cumplido bastante bien en defensa ¡hasta de central! ¿Qué nos han metido goles? El contrario también juega. ¿Qué ha habido errores tontos? También los cuatro que se están jugando la liga los han sufrido.

Creo que con Marcelino entrenando desde la pretemporada, los lesionados recuperados y los jóvenes enchufados, podemos ver la temporada que viene la consolidación de un buen equipo para dar guerra durante unos años. Nos puede jorobar que absurdos intereses cortoplacistas, como el señuelo de la 2ªA para el Bilbao Athletic (algo que a mí me parece un regalo envenenado), o una gestión economicista de la JD se interfieran en el camino, pero soy optimista. Y no lo digo después de ganar al Atlético o al Sevilla: lo digo después del bochorno oscense.

Espero poder volver a decirlo después del partido contra el Madrid; y con más razón, si cabe.

No quiero terminar sin añadir que hay una cosa que es un verdadero escollo para mi optimismo, y el que este se haya abierto paso en mi estado de ánimo venciendo un escollo de semejante tamaño me hace creer que tiene que haber razones poderosas de fondo para ser positivo: no tenéis NI IDEA de lo mal que lo paso cada vez que le veo a Ibai en la banda a punto de salir (no digo ya nada si sale de titular) El verle me da un bajón de la órdiga. Es algo que está poniendo a prueba mi paciencia hasta extremos de resistencia que no podía imaginar que tenía.

¿Recordáis la escena de "Como matar la propia esposa" cuando Jack Lemmon pinta con tiza un botón que se supone que al apretarlo puedes matar a alguien sin que nadie sepa nunca que tú has sido el causante de la muerte? Pues si cuando le veo a Ibai a punto de saltar al campo alguien pusiera a mi disposición dos botones, uno para él y otro para el que le saca, creo que tendría que agotar mis reservas morales para resistir la tentación de pulsar ambos botones. Y dudo de que lo consiguiera. Es algo que me sobrepasa y que me está amargando este final de temporada. No puedo con ello.