martes, 20 de abril de 2021

El futuro está aquí

 


Wu Jiechi había aterrizado nervioso y contrariado. Los vuelos en avión siempre tenían ese molesto problema de depender de la climatología.

No se acostumbraba. Por eso en China siempre cogía el TAV para hacer sus gestiones en Beijing. Pero su familia no perdonaba las vacaciones en Europa. Era algo obligado por su estatus de miembros de la floreciente clase media alta china.

Unos días en Londres y ahora tocaba ir a España. Encima eso. Pero su mujer estaba empeñada en hacer algo de turismo cultural en Toledo. Y estaba su hijo: fanático como era del Beijing Madrid Great Wall estaba encantado de visitar el museo madrileño de Concha Espina, una calle de Madrid donde al parecer nació y jugó la franquicia antes de su traslado a China. Porque, aunque costara recordarlo, los clásicos entre el Great Wall y su eterno enemigo, el Shanghai Barcelona Dragons, que paralizaban al gigante asiático al menos cuatro veces al año, treinta años antes se jugaban en España.

España… Según las guías hubo una época en la que el país fue rico. O creyó serlo. Incluso llegaron a tener un sector industrial de cierto peso. Costaba creerlo ahora, cuando su casi único ingreso era el turismo de las florecientes clases medias de India y China.

Pero lo cierto es que Wu Jiechi estaba llegando a un país del que solo sabía lo que había estudiado en la escuela de negocios, en la que el caso español se usaba como ejemplo del colapso sistémico de un estado. Maldita las ganas que tenía de estar allí. Pero allí estaba. Y encima por el mal tiempo –la borrasca Florentina que azotaba Madrid- habían tenido que aterrizar en esa pequeña ciudad desconocida llamada Bilbao.

Ahora tenían que quedarse allí al menos un día. ¿Y qué hacer? En el hotel les oyeron lamentarse de que igual no les quedaba tiempo de visitar el museo de Concha Espina antes de ir a Toledo y les dijeron que, si les interesaba el fútbol, la ciudad tenía un pasado glorioso digno de estudio. Les prometieron un guía.

Cuando el guía llegó, lo primero que hizo su hijo fue preguntarle si el Great Wall había jugado alguna vez allí. El guía sonrió “Por supuesto que sí. De hecho en pocos sitios ha jugado más veces que aquí. Pero claro: ustedes no han oído hablar del Athletic Club”. 

Así que aquel hombre empezó a hablar. Y les contó una triste historia mientras les llevaba a ver el lugar “donde el antiguo Real Madrid jugó al menos una vez al año durante todas las temporadas en las que participó en la liga española, y donde los Dragons cosecharon la mayor derrota de su historia”.

“¿Cómo es eso?” Preguntó el hijo, excitado ante la idea de tener algo que contar a sus fastidiosos compañeros de colegio que animaban al equipo de Shanghai (como casi todas las provincias de China, la de Wu Jiechi estaba dividida entre ambos equipos, a los que seguían más que a sus propios equipos locales, polaridad que el Partido fomentaba inteligentemente para distraer al pueblo)

“Pues sí”, contestó el guía. “Aquí, hace más de un siglo, el equipo local ganó 12-1 al Barcelona de entonces”, especificó ante la estupefacción del muchacho.

En ese momento llegaron ante un estadio de fútbol visiblemente abandonado, que parecía no haberse usado en mucho tiempo y al que incluso le faltaba una de las tribunas de gol, abierta hacia una gran plaza en la que apenas paseaban un puñado de sombras. “¿Fue aquí?” “¿Y qué pasó con el fútbol en este país?”

“Todo empezó con el llamado dopaje financiero, la escalada de las deudas de los clubes llamados grandes, el poner los horarios pensando en ustedes y no en nosotros, la liga cerrada de clubes-franquicia…”

lunes, 19 de abril de 2021

Tercera oportunidad ¿la aprovecharemos?


Un equipo como el nuestro que no puede ir al mercado a fichar las piezas concretas que necesite para completar el equipo necesita como el comer la planificación, el construir a largo plazo.

Desgraciadamente a los entrenadores lo que más les pesa es la presión de los objetivos a corto plazo y eso en nuestro caso dificulta las transiciones, la planificación de la plantilla, las incorporaciones ordenadas de los jugadores de la cantera. Siempre hay un partido importante que ganar para eludir el descenso o incorporarnos a la esperanza europea.

Sin embargo las dos últimas temporadas tuvimos las circunstancias ideales para aprovechar el tramo final para pensar a largo ya que estábamos salvados y las esperanzas europeas eran solo aritméticas. Fueron dos ocasiones perdidas.

Este año la temporada ya ha acabado para nosotros. Y pese a todo no ha sido una mala temporada: clasificados por segunda vez consecutiva para la final de copa y ganadores de una supercopa. Ni tan mal, a pesar del pésimo rendimiento de las dos últimas finales.

Pero las carencias del equipo están a la vista y en parte yo las atribuyo a esa falta de trabajo a largo plazo los dos años previos.

Pienso que es imprescindible mirar al final de la temporada 2020-2021 como si fuera una pretemporada adelantada 2021-2022. Pero no tengo claro que vaya a ser así. Esta vez el "problema" es que el Bilbao Athletic va a jugar el play-off de ascenso y claro, será el enésimo objetivo a corto que se cruza en el necesario trabajo a largo.

Si nunca es el momento de pensar a largo, si los objetivos del primer equipo se subordinan a los del filial... no nos quejemos si el año que viene seguimos siendo previsibles, dependientes de un puñado de vacas sagradas para las que no hay alternativas cuando no están en forma, y acumulando medianías en una plantilla larga porque no tenemos a nadie que marque diferencias y a falta de calidad apostamos por una cantidad que al final no sirve de nada (solo pueden jugar 11 a la vez), cantidad que a su vez no evita que afrontemos la temporada con solo tres centrales.

Espero que Marcelino de de cuenta. O que alguien (directiva, dirección deportiva...) se lo haga ver.

Cambiando de tema, no quiero despedir esta entrada sin una mención al principal diario local. La portada de ayer, los titulares de los artículos, el tono de los mismos... todo ello fue un lamentable ejemplo de oportunismo periodístico. El mismo medio que ha estado calentando las dos finales ad nauseam, fomentando un triunfalismo desaforado y alimentando el forofismo en su vertiente más de pandereta, se ha apresurado a hacer leña del árbol caído de una manera nauseabunda.

Solo le salvo a Latxaga, la única voz que aporta algo en ese gallinero que no sea partidismo (en medio de las críticas, Agiriano se apresuraba a proteger a Elizegi de lo que le pudiera salpicar) o puro amarillismo bipolar.

Claro que todo tiene un porqué. ¿Apostamos algo a que van a sacar de nuevo, y más pronto que tarde, el debate de la "filosofía"?

martes, 13 de abril de 2021

Ahora toca el Barcelona


Después de la tremenda decepción del día 3, que en mi caso no lo fue tanto por el resultado (vaticinado al 50/50) como por la forma que se produzco (incomparecencia del equipo que había ganado la Supercopa en el mismo escenario), nos viene la final contra el F.C. Barcelona.

Es más difícil, pero no es imposible. Veo optimista al Maestro Tao, pero sabiendo como le da a la priva (su forma de ingerir vermut es indescriptible) no sé si eso merece mucha credibilidad, si no es confundir el querer con el ser.

A mí, como he dicho, no me parece imposible, pero lo veo harto difícil. Podría citar la marcha del equipo, con el "efecto Marcelino" convertido en "efecto soufflé", pero eso no me pesa tanto: somos irregulares, para lo malo... y también para lo bueno: en cualquier momento podemos dar un tirón hacia arriba.

Lo que más pesa es el propio Barcelona. Por varias razones:

  • Estadísticamente, sería muy inusual ganarle dos finales el mismo año.
  • Están mejor que cuando la supercopa.
  • En la supercopa estaban desprevenidos. No del todo, porque veníamos de eliminar el Madrid; pero seguramente pensarían de los merengues que cualquiera tiene un mal día en la oficina y estarían más o menos confiados. A este respecto, el comentario de Alba a Piqué no deja de ser significativo: no van a salir relajados.
  • Parece que pierden el tren de la liga, por lo que la motivación será mayor. Ya sé que me vais a decir algunos que eso puede significar más presión, pero no creo que eso juegue a nuestro favor: esos tipos viven en la presión. No creo que les perjudique.

En resumen: yo esta final la veo como un 20/80 en contra.

En lugar de abrir el paraguas os propongo un juego para distraeros y que no me tildéis de derrotista (cosa que no soy: tal como estamos jugando y viendo la entidad del rival, un 20% me parece un alarde de optimismo)

El juego consiste en preguntaros por nuestra pareja de centrocampistas para la final:

  1. ¿Quiénes os gustaría que formaran esa pareja?
  2. ¿A quiénes creéis que pondrá Marcelino?
Mi respuesta:
  1. Vesga y Unai López
  2. Dani García y Vencedor
¡Aupa Athletic!

P.S. ¿Va todo bien en Gardata?