 |
¿Atados al dinero? |
Este periodo sin partidos favorece las reflexiones... que desgraciadamente para vosotros, si coinciden con un día de poco lío en el curro pueden cristalizar en un ladrillo espantoso.
Hay dos temas que me rondan la cabeza hace tiempo. No sabiendo a cual de ellos dedicarme primero, y teniendo en cuenta que de alguna manera están relacionados, me he decidido a tratarlos en la misma entrada. De ahí el título doble.
Por cierto: la tentación de titular "Nemo potest duobus dominis servire" ha sido fuerte, pero la he resistido.
No obstante, seguiré con el Evangelio de San Mateo, al que pertenece el latinajo (capítulo 6, versículo 24) que dice unas cosas que me vienen al pelo como introducción: "
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas."
¿A qué viene esto? Pues viene a cuento de un viejo debate: el papel del dinero en el Athletic.
A nadie se le escapa que estamos en el fútbol profesional de 2015, un fútbol globalizado, convertido en un gran negocio de entretenimiento de masas, y en el que no hay derecho de retención y sí libre circulación de jugadores. En ese contexto, si Napoleón dijo que el dinero es el nervio de la guerra, ¿qué no habría dicho del fútbol?
El dinero es pues necesario. Imprescindible, diría yo. Pero ¿hasta que punto debe eso influirnos? Una excesiva mercantilización de la gestión del club, ¿puede hacernos caer en el siempre peligroso error de confundir medios con fines?
Como decía, esa cuestión siempre ha estado presente, pero en los últimos tiempos se han dado una serie de circunstancias que creo que han puesto el debate encima de la mesa con gran intensidad.
Por una parte, en el proceso de cambio de campo -que a mí me ha parecido perfectible dentro de su ejemplaridad- se tiene la sensación de haber primado las cuestiones económicas: no se aprovecha el mayor aforo para bajar las entradas, se aprovecha para subir el precio de algunas localidades, se acotan zonas relativamente escasas para "animación", no se prevé una zona para niños, se dedica la mejor parte del campo a construir palcos "VIP" y butacas "Premium", parece ser que la primera fila de éstas no está accesible a los socios sino que se reserva para no se sabe muy bien qué...
Por otro lado, al afrontar ciertos problemas sobrevenidos (la lluvia, la reubicación de algunos socios para activar de verdad la grada de animación sur...) que se podrían solucionar en todo o en parte con una cierta generosidad económica, se descarta desde el principio actuar con dicha generosidad.
Habría que añadir que además en la elección de patrocinadores (sobre todo en la camiseta) se obvian ciertos parámetros "éticos" que un sector de la afición parece demandar.
Todo esto coincide en el tiempo con un periodo de excelente situación económica: no hay deuda, la tesorería rebosa, los superávits se acumulan...
Con todo eso se dan las condiciones perfectas para que algunos se preocupen por lo que juzgan una excesiva mercantilización del club, que se estaría gestionando "como una puta (sic) empresa".
Analizando lo que se dice en ese imperfecto (afortunadamente) observatorio de la realidad zurigorri que es la web amiga, entre los camaradas rojiblancos que muestran esa preocupación, yo distinguiría tres tipos:
1) Los que están desatados en demanda de algo que si no es una petición permanente de "gratis total", se le parece mucho.
No me gustan. Les veo demasiado pedigüeños, demasiado cascarrabias, demasiado poco bilbaínos, demasiado poco realistas e injustos con la Junta Directiva.
Entre bonos europeos, bonos para medios días del club y eliminatorias previas gratis, nunca ha sido tan barato para los socios el ir a San Mamés los días que no están incluidos en el carnet. Se han dado opciones baratas para ver la temporada del B. Athletic en San Mamés. Y nada parece suficiente a este segmento.
Pues nada. Sus pretensiones me parecen irrealistas y les atribuyo, tal vez injustamente, una cierta tendencia a la insaciabilidad, cuando no -tal vez- a una cierta instrumentalización partidista contra la Junta Directiva.
2) Los que no llegan a esos extremos pero se preguntan eso que decía yo antes: si admitiendo la importancia del dinero, la gestión de la JD no pondera en exceso lo económico en perjuicio de lo social.
Bueno: es una duda razonable, ya que no es fácil establecer donde esta el justo medio.
No obstante, analizando las cuentas, la bonanza económica coyuntural esconde una mala cobertura estructural entre gastos e ingresos ordinarios. Es responsabilidad de la JD velar no solo por el corto sino por el largo plazo. Sería fácil para ellos ser generosos: no habría problemas durante su mandato, ganarían en popularidad...
Me parece elogiable no caigan en esa tentación y se estén conteniendo, a riesgo de ser impopulares, en lo que creo que es una búsqueda de la optimización de esa cobertura ingresos/gastos en el largo plazo.
Vamos: que comprendo la inquietud pero, aun admitiendo que hay que estar vigilantes para que no se dé esa confusión entre fines y medios, creo que de momento no hay que encender las alarmas.
3) Los que llegan más lejos y opinan que el modelo de gestión actual contradice "nuestros valores."
Aquí es donde entra la conexión con lo que, tal vez de manera exagerada, he llamado "lucha de clases" en el titular.
Un inciso: hay un chiste muy bueno sobre el Opus Dei -supongo que inventado por jesuitas- que trataré de resumir. Un tipo muere y va al cielo. San Pedro le recibe y le lleva por las distintas estancias en las que está dividido el paraíso. Al pasar delante de cada una va explicando quienes están dentro. Pero al llegar a una en concreto se pone a andar de puntillas, y cuchicheando le pide al recién llegado que ni hable ni haga ruido hasta alejarse de allí. Cuando lo hacen, el tipo pregunta "Pero, ¿Quiénes están ahí?" "Los del Opus", contesta San Pedro. "Es que se creen que están solos y por eso no hay que hacer ruido"
Bueno. Independientemente de lo que piense yo del chiste -daría para otra entrada- creo que viene al pelo. Detecto en el Athletic un grupo que no se si se engaña o le han engañado, hasta el punto de creer que el Athletic es una especie de punta de lanza, no ya del abertzalismo, sino de la crítica antisistema y anticapitalista. Así, los equipos europeos que nos tocan el suerte son objeto de escrutinio para ver si sus aficiones tiene fama de ser de izquierdas (amigos) o de derechas (enemigos)
Por supuesto, solo escuchar "Petronor" o "VIP" y sufren espasmos nerviosos.
Yo, francamente, no lo entiendo; y lo digo sin ninguna acritud: algunos son amiguetes que me caen muy bien.
El asunto no es anecdótico; a veces ha desembocado en algo que a mí me parece a la vez grave, perjudicial y alucinante: gritos en San Mamés, no contra un mal arbitraje o un rival sucio, sino de una parte del campo contra otro grupo o sector de nuestra propia gente.
Igual soy yo el que ha sido engañado o se engaña, pero creo que precisamente lo que hace más fuerte al Athletic es su carácter absolutamente transversal. Que yo sepa en el Athletic siempre han convivido derechas e izquierdas, nacionalistas vascos y españoles, ricos y pobres, Neguri y Sestao. No sé a qué viene tratar de identificar el espíritu athleticzale con un perfil abertzale, de izquierdas y su puntillo antisistema. ¡Pero si fuimos fundados por unos pijos de la burguesía! ¡Si las primeras camisetas rojiblancas las trajo uno de ellos! ¡Si hemos tenido presidentes neguríticos a cascoporro, antes y después de la Guerra Civil! ¿Qué es eso de hablar con esa ligereza de "lo que ha sido siempre el Athletic"? Despertad, chicos, que no estáis solos en vuestro idealizado paraíso zurigorri.
P.S. El propósito último de esta entrada es "calentar" la previa de una comidita que voy a tener pronto con el KKK y un conspicuo representante de una de las corrientes citadas... Lo que no sé todavía es si es de la 2 o de la 3.