Después de la larga pausa transcurrida desde el final de la fase de grupos, volvemos a disputar la competición europea.
Eliminados de la copa y con una trayectoria liguera que, sin ser ni mucho menos mala, da una cierta sensación de fragilidad pese a permitir todavía cumplir objetivos, parece que la prensa, los jugadores, el cuerpo técnico y la propia afición pensamos que es en la UEL en la que toca soñar y echar el resto.
Sin embargo, los antecedentes no invitan a confiar en que el equipo sea diferente en Europa. Pese a estar acostumbrándonos a tener que protagonizar remontadas, lo cierto es que el grueso de nuestros puntos ligueros se han conseguido en San Mamés, mientras que fuera de casa hemos protagonizado actuaciones que ha veces han llegado a lo esperpéntico. Exactamente igual que en la fase de grupos europea, en la que hemos cimentado la clasificación sobre las victorias domésticas, perpetrando verdaderos horrores futbolísticos en las salidas.
Esta dinámica, que en una liguilla en la que pasan dos de cuatro puede ser suficiente, es muy peligrosa si nos da por repetirla en la fase de eliminatorias a doble partido.
También es peligrosa la tendencia del entorno cuando nos cruzamos con equipos que no son el Bayern o el Chelsea. En esos casos (que son los que inevitablemente se producen jugando la UEL en vez de la Champions) la tendencia de ver al rival "como una banda" a la que se debe golear con la boina hace mucho por enfriar un ambiente que a mí me gustaría ver más caldeado. En esto, creo que morimos de éxito: nos hemos acostumbrado a jugar en Europa y no valoramos como se merecen partidos como el de pasado mañana. Se leen comentarios sobre la "perversa" directiva, que se atreve a cobrar unos precios disparatados (35 euros la más cara para socios) por un partido que algunos parecen considerar sin interés.
A mí esto me entristece mucho más que el que algunos se vayan un poco antes de terminar los partidos, o que coman pipas o que incumplan alguno de esos agobiantes preceptos de la secta farisaica en la que algunos parecen querer convertir la militancia en la afición zurigorri. Descartada -al menos a corto y medo plazo- la posibilidad de ganar la liga, nuestro gran objetivo en la competición doméstica es jugar en Europa. No veo sentido a que, siendo esto así, luego minusvaloremos eliminatorias como esta.

El rival es de un país de tercera fila futbolística. ¿Somos conscientes de lo que quiere decir esto? Pues quiere decir que en esos países, en los que hay un par de equipos que destacan sobre el resto, esos clubes juegan en Europa todos los años, alternando UEL y la propia Champions, lo que les da acceso a un chorro de dinero que a su vez les permite montar equipos muy, pero que muy apañados, por encima de lo que se podría pensar a priori por el potencial de su liga. ¿Hay que recordar lo que nos pasó con un Shaktar al que infravaloramos? ¿O la visita a Borisov?
Ese parece ser el caso de un Apoel que no es ningún flete, y que nos puede eliminar si en la vuelta jugamos como en Sassuolo, o incluso decidir la eliminatoria en San Mamés si jugamos como contra el Sporting.
Así que bromas las justas: para pasar a octavos habrá que hacer, en casa y fuera, algo más que lo que hacemos en la liga. Y como yo no creo que lo de la liga sea una decisión, no me parece que sea fácil de cambiar solo con querer hacerlo: hará falta algo más.
Hagamos nuestra parte convenciéndonos de que el partido del jueves a las 21:05 es importante.