
Puede que sea así en el caso de Qatar. Es más: seguro que lo es. Si no fuera por la abundancia de recursos que el petróleo da a los Qatarís, sería impensable la decisión de la FIFA. Ese es el único factor en el que es estado sunní no suspende.
Tal vez esa decisión merece un amplio comentario. Pero yo quiero centrame en la derrota ibérica a manos de Rusia.
La candidatura peninsular me producía ciertas dudas. Por un lado, pensaba y pienso que la coincidencia entre el Mundial y la para entonces reciente construcción del nuevo San Mamés eran una feliz coincidencia que merecía la pena explotar. Que podía ser algo bueno para nuestra ciudad.
Pero desde un punto de vista más amplio, "como español" si se me permite usar esa expresión en horario infantil, la candidatura ibérica me parecía un absoluto desatino.
Es absolutamente delirante que dos países de los que se sospecha que pueden ser objeto de un rescate por parte de la UE y el FMI se presenten a competir por un evento de estas características. Y más cuando se proyectaba estadios de capacidades inconcebibles para las trayectorias de sus aficiones locales y su capacidad de convocatoria.
Lo que subyacía en la candidatura ibérica era un totum revolotum que mezclaba estadios y ciudades con tradición futbolística consolidada con otras aventuras que presagiaban nuevos estadios olímpicos de Sevilla, nuevos aeropuertos de Ciudad Real y nuevas estaciones de AVE de Antequera. Y si algo creo que nos ha enseñado la crisis, es que nos sobran inversiones en mausoleos de cemento que, una vez pasados los efímeros fastos para los que fueron diseñados, se convierten en decorados para películas futuristas de corte apocalíptico.
Ciudad Real: Hora punta
El déficit acumulado con esos elefantiásicos ensueños de nuestra clase política es el que hace que nos suban los impuestos y se recorten prestaciones sociales e inversiones necesarias. Pero no hemos aprendido nada.
Ni tampoco parece que nuestros embajadores en Zurich tengan sentido de la oportunidad. La simpática España que creaba dos de cada tres puestos de trabajo (artificiales, como se ha visto) se ha convertido en un socio incómodo, demasiado grande para dejarlo caer, pero también demasiado grande para rescatarlo sin un coste altísimo para los contribuyentes europeos.
Con todas las lupas que hay sobre España (y también sobre Portugal) y esa extendida sensación de que parte de lo que nos pasa es por habernos comportado como un nuevo rico que gasta por encima de sus posibilidades, esta iniciativa llegaba claramente a destiempo y con un nulo sentido estético. Podía ser hasta irritante para algunos de nuestros socios de Bruselas.Pero seguro que el ucraniano y sus mariachis jamás se han planteado eso.
En fin. Si el Mundial se ha ido a Rusia "por el poder del dinero" también es cierto que otras muchas cosas han venido a España por el poder del dinero ... prestado. Y ahora toca devolverlo, no emprender una huida hacia adelante.
Y no olvidemos que universalizar aún más el fútbol es el objetivo más claro de los que reconoce públicamente la FIFA. Y el mapa europeo de los mundiales tenía un enorme hueco en el Este. Tocaba rellenarlo. Como tocaba América para los JJ.OO. que se negaron a Madrid. Pero algunos solo se miran el ombligo y no se dan cuenta nunca de estas cosas.
Enhorabuena a Rusia y los kamaradas de este blog.
P.S. Ya que hemos hablado de goces efímeros, esto nos sitúa de nuevo frente a las cinco estrellas de nuestro campo: ¿merecen la pena las servidumbres que esa calificación lleva consigo?