Hastiado como estoy de lo que para mí es un excesivo protagonismo del fútbol en los medios de comunicación, normalmente llevo bastante bien los periodos de descanso. Es más: me vienen de maravilla para desintoxicarme.
No así esta vez. Estoy deseando que la pelotita vuelva a rodar para que hablemos de fútbol y no de estas serpientes de verano invernales (si se me permite el oxímoron) que la ausencia de competiciones y la apertura del mercado de invierno propician.
La decepcionante temporada que está realizando el Athletic consiguió deslizarse fuera del territorio de lo trágico gracias a los puntos cosechados en las últimas jornadas anteriores al parón. Sobre todo las dos recientes victorias fuera de casa nos han permitido respirar con un cierto alivio. Alivio relativo, ya que aunque el juego ha mejorado algo (no era fácil empeorarlo) esos triunfos se han cimentado sobre todo en algo de suerte y los errores de los rivales.
No hay lugar pues para la relajación y la visita del Alavés pasado mañana domingo a las 18:30 nos servirá de prueba para saber si realmente tiramos para arriba, no creo que tanto como para firmar una buena temporada, pero si al menos para tratar de vivirla sin angustia; o por el contrario volveremos a mirar con pavor a los puestos de descenso. No es un partido decisivo, no; pero sí creo que debe servir para empezar a despejar dudas y alejar fantasmas. Que así sea.
Sobre el tema que acapara portadas, sobrecarga grupos de WhatsApp y monopoliza conversaciones en peluquerías, ascensores y barras de bar, el que esto escribe tomó la decisión, no recuerdo si la segunda o la tercera vez que Laporte se fue del Athletic, de no volver a escribir de estos temas basándose en rumores o filtraciones, sino solo sobre hechos consumados.
Quiero mantener esa determinación, pero no creo vulnerarla si comento un aspecto del asunto: no entiendo lo que dicen algunos en el sentido de que si Arrizabalaga se pirara, sería el fin de la "filosofía", de Lezama, del Athletic... El apocalipsis zurigorri, en una palabra. Por muy vizcaíno y de la cantera que sea, Arrizabalaga decidirá por él, y en virtud de sus circunstancias y las de la negociación. No entiendo que por eso tenga que haber un antes y un después en la renovación de posibles futuros talentos zurigorris. Cada uno es como es, como lo serán las circunstancias de cada caso.
Lo único que habría que hacer, si el asunto se confirmara (cosa que yo no doy por hecha hasta que la vea firmada y rubricada) es un análisis de posibles errores en la negociación para no volver a repetirlos. Y ya está.
Prefiero que el de Ondárroa se quede, pero estoy durmiendo a pierna suelta con este tema. Más si cabe sabiendo que tenemos a Herrerín, Simón, Remiro... Es más: me atrevo a preguntar ¿Dónde hay que firmar para que todos los puestos del equipo estén tan bien cubiertos como lo estaría este, incluso si Arrizabalaga se pirase?
Lo único que me tiene algo preocupado es ver si nosotros aprovechamos o no el mercado de invierno. Creo que saldremos adelante con lo que tenemos, pero me haría mucha ilusión que fuéramos capaces de hacer algún movimiento audaz e inesperado. Considero que, aparte de lo que eso pudiera reforzar el equipo, sería psicológicamente muy bueno y lamentaría que una vez más la apertura del mercado pasara de largo. Aunque tampoco haría un drama de ello.