Cuentos de Navidad - Es cosa del clima.

Es Navidad. Se impone hablar de amor, de bondad, de perdón.

Desde Ust-Nera, en la región de Kolyma, se me hace difícil expresarme en esos términos. Asi que no escribiré de amor, de bondad, de perdón. Hablaré del tiempo.

Hoy en Ust-Nera hace un buen día.

El cielo esta azul y el sol brilla por encima de los barracones. Miro por la ventana de mi despacho, parece que fuera se está bien a juzgar por la fila de presos que aguanta en pie desde el amanecer. Ya es casi mediodía y solo unos cincuenta han caído sobre la nieve. Casi habría que decir que parece Primavera.

Pero es 23 de Diciembre y no he escrito ni una palabra sobre Amor. Pero sí que he hablado del tiempo.

El termómetro alcanza ahora....a ver..... -25 grados, asi que los presos llevan abrigo de entretiempo. Si el termómetro alcanzara los -50 grados, es decir, si empezara, de verdad, a morder el frío, habría que decir que los presos llevan abrigo de invierno. Pero no es el caso.

Nunca fui demasiado religioso, ni durante mi niñez en la calidez de San Petersburgo. Pero debo reconocer que es el cristianismo el que me hizo detestar las heladas. Ni siquiera soporto el frío. Lo aprendí bien gracias a la señorita Nadia Rostova que nos daba Historia Sagrada en aquel colegio de la calle Puskinskaya. Sería el año 1910, supongo. A causa del frío , el apóstol San Pedro renegó de Cristo. La noche era fresca. Pedro se acercó a la hoguera y allí estaba la opinión pública, reunida en torno al fuego. Aquellos sirvientes le preguntaron sobre Jesús y Pedro renegó de él. Justo entonces cantaba el gallo.

Yo que he pasado buena parte de mi vida en Kolyma debo señalar que en Palestina el frío no me parece que sea para tanto. Pero si aquella noche hubiera sido cálida, Pedro habría permanecido en la oscuridad, el gallo habría cantado en vano, como suelen cantar los gallos, y no habría ironía en el Evangelio.

Menos mal que Cristo ni nació ni fue crucificado en Irkust, por ejemplo. Nuestro clima es continental con heladas y fuertes ventiscas. De haberse desarrollado aquí esa escena del Evangelio todos los discípulos de Jesús se habrían apelotonado, como suelen hacer los presos, junto a las hogueras y habrían hecho cola para la negación de su líder. Y hoy no tendríamos cristianismo con el que tranquilizar algunas conciencias.

Vladimir, camarada troskista de mi juventud, me hizo prometer que en su tumba escribiría como epitafio ….“Vladimir Miturich, Presidente del Universo”. Tras asistir a aquella secuencia de interrogatorios que acabaron con su vida no pude menos que cumplir mi promesa. Es tan fácil ser cruel. Basta con mirar a otro lado.

Conciencia. Perdonadme, pues, si podéis por haber renunciado a mis primeros principios, los buenos, los de verdad. Por haber arrojado mi conciencia solidaria y fraternal por el desagüe con la primera purga. Debía vivir y decidir honestamente, sin esquivar las dificultades y, sin embargo, en algún lugar del camino me perdí. Me equivoqué y me desvié del camino. Yo creo que es culpa del tiempo. Es que nuestro clima, queridos camaradas, es continental y fuera hace mucho frío. Porque los zorros vivirán en sus madrigueras, y Tú no tendrías donde reposar la cabeza …..pero el preso, el preso aquí sufre un clima continental....y hace un frío del carajo.

Vladimir no era, desde luego, Jesús de Nazaret......aunque no he conocido a nadie con mejores sentimientos ni más humano ni mejor persona que él. No creo que Vladimir hubiera aceptado resucitar si eso significaba tener que volver a vagar por la tierra y ver nuestras caras otra vez.

Se lo dije varias veces,” Vladimir, el Estado no se hace responsable de la muerte de la gente. En general el Estado es incapaz de entender el lenguaje de la humanidad. Ya sabes, en tiempos de Cristo el Estado no hablaba arameo. Los soldados romanos que clavaron aquellas manos no eran más culpables que los clavos que utilizaron.”

Me miró y no pudo sonreir. Supongo que sintió lástima. Hasta entonces siempre pensé que no se percataba, realmente, de cómo vivía. Que no sentía mucho dolor. Que no era consciente de que las mangas de su camisa estaban desgarradas hasta los hombros, que la manta llena de piojos no daba para cubrirle los pies congelados. Pero aquella mirada lo cambió todo. También me dí lástima. En fin , la vida que nos pone pruebas.

Vladimir, aparta de mi este cáliz. Vladimir, perdóname y perdónanos. Perdónanos por ti y por los otros a los que mataremos.

Quedan prohibidas las flores, la luna, los ojos y las filas enteras de palabras que dicen lo bello que es vivir.

Ya lo decía al principio....es cosa del tiempo.

Feliz Navidad a todos.