jueves, 16 de abril de 2009

Hemeroteca copera (hace 43 años)


Hace 43 años el Athletic se presentó en una final después de una ausencia de ocho años.

Para el Athletic de entonces, ocho años sin una final era equivalente a la situación actual de volver a acudir a una tras una espera de veinticuatro años.

Por eso me ha gustado un artículo de 1966 que he encontrado rebuscando entre los papeles de mi aita.

Como me ha gustado y porque me apetece distraerme un poco de tanto mal rollo y volver a afrontar la final en plan positivo y no polémico, voy a transcribirlo por si a alguno os entretiene leerlo como me ha entretenido a mí.

Lo copio literalmente, con una salvedad: donde el autor escribió "Atlético", sin duda obligado por la época, yo he transcrito "Athletic" para no herir sensibilidades (la mía, por ejemplo) y no repetir continuamente la expresión "sic".

El artículo lo firma MONCHIN, que se declara autor del famoso definición de una final como "un partido que se juega todos los años entre el Athletic de Bilbao y otro equipo", y dice así:

LLEGAR A LA FINAL ...

Lo demás lo da Dios por añadidura.

Después de ocho años ausente, el Athletic de Bilbao vuelve a la "final", que es su sitio.

Allá por el año 45, el fútbol español ofrecía su edición número cuarenta y cuatro de la Copa. Y el viejo "león" con sus cachorros renovados había estado allí veinticuatro veces. Esto me hizo definir la final como "un partido que se juega todos los años entre el Athletic de Bilbao y otro equipo". Dios y yo sabemos las iras que la humorística frase concitó contra mí. Nuestro viejo "Athletic" (*), mosquetero del fútbol, tenía, evidentemente, el mismo aire de simpático optimismo que los mosqueteros legendarios.

Unos años antes, allá por los años treinta, un gran presidente del club bilbaíno, obligado a hablar en la sobremesa de la comida oficial que se celebraba después de la final, se limitó a decir:

-Yo no sé hablar ..., pero los chicos saben jugar. Señores, hasta el año que viene.

Y al año siguiente estaba otra vez "allí" el Athletic. Y al otro, y al otro ... Sobre la evidencia de estos hechos, está basado ese optimismo del fútbol bilbaíno, que le hace acaso un poco fanfarrón, con esa fanfarronería bilbaína para las cosas triviales y alegres, mientras es serio, casi humilde, al recordar sus trascendentales empresas, en otras actividades.

Este fino sentido del juego que en Bilbao se tiene, le nació al viejo club en sus orígenes y en su fundación. Porque el fútbol, entre nosotros, ha sido siempre alegre, optimista, algarero, intrépido ...

Un alcalde de Bilbao, al recibir al equipo, de regreso de una final, cuando entregaba la Copa, en el Ayuntamiento, como es tradicional, resumió su impresión en bien justas palabras:

-Solo los pueblos que saben trabajar, saben divertirse.

Cierto y evidente. Bilbao, pueblo serio, trabajador, cuando llega el momento de la expansión, sabe divertirse. Y este episodio de la "final" es uno de sus mejores episodios para el divertimiento, para el solaz, para el descanso de otras preocupaciones.

Por eso quiere tanto la Villa a su club.

El Athletic de Bilbao es el reflejo de una manera de ser y de entender la vida. Es la propia obra, creada con amor y con dolor, como se crean los hijos. En esta tarea creadora, con fidelidad muchas veces difícil a unos principios deportivos, hay un caudal de amor y de orgullo, que resuenan en el aire y explotan como bengalas de alegría en el "recibimiento" que se hace al equipo, cuando viene a entregar la Copa ganada, o vuelve sin copa, pero con la frente alta y el deber cumplido. Porque, aun entonces, Bilbao "recibe" al equipo, que supo llegar a la final.

Llegar a la final, parece la consigna de nuestro fútbol. Si además se gana, mejor.

Otra vez, tras de ocho años de humildad, de resignación, pero sin abandonar la tarea creadora, el Athletic vuelve a la final.

En estas horas un poco nerviosas pero alegres, en estas vísperas inquietas, se funden en los mismo anhelos las viejas generaciones que presenciaron otras finales y acudieron a otros "recibimientos", y esta nueva generación, un poco asombrosa, y acaso también, menos optimista, que sabrá asimilar la gran lección que se desprende de la historia.

El fútbol ha sido entre otras muchas cosas, lazo de unión, de identidad, para los bilbaínos. El Athletic, con su puritanismo, con su terquedad, con su hondo sentido deportivo, refleja muy bien las características de nuestro pueblo, y es como el símbolo alegre de un juego noble, al que hay que saber ganar ... si se puede, y hay que saber perder, con serenidad.

Jugar y jugar limpio es lo que importa.

Y llegar a la final ...

(*) Escrito correctamente en el original pero entre comillas (N. de Cinci)

2 comentarios:

euup dijo...

No sé por qué pero nadie hemos comentado aquí algo. Supongo que por la acumulación de temas.

Yo decir, que la final que comenta el periodista es la del 42, que al final se perdió, pero las 3 siguientes ediciones se ganó.

Cincinato dijo...

Creo que no. En la página del periódico no viene la fecha, pero en la otra cara del artículo habla de Gainza y Zarra como futbolistas ya retirados, y menciona que Gainza trabaja como entrenador de la cantera.

Con esos datos, tiene que ser la final del 66 contra el Zaragoza de los magníficos (no se había estado en una final desde el título del 58)

A mí me ha extrañado que no comentaráis nada. Es cierto que la prosa está muy alejada del estilo actual y que es todo como de otra época. Igual cuesta identificarse con lo que se dice, no lo sé.

Pero a mí me ha parecido pertinente. Me gusta como testimonio. Y me da envidia, porque veo que en 66 estaban a lo que había que estar, y no con escándalos, corruptelas y angustias clasificatorias, como nosotros.