Suele decirse que cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo. Algo así está sucediendo a este corresponsal con los pobres espectáculos que está presenciando en la Copa del Mundo de Sudáfrica. Según reseñan los cronistas ayer hubo un buen partido, el que enfrentó a los Estados Unidos y Eslovenia, pero no es la característica principal de este campeonato: futbol anodino, lento, pastoso, carente de mordiente… siendo el resultado final el más atroz de los aburrimientos.
Afortunadamente, este juego dispone de mecanismos correctores para que la fiesta no decaiga. Y no hablamos de uno, sino de tres. A veces, se suma un cuarto al sarao, incluso este año, en un gesto nunca suficientemente agradecido, la UEFA nos regaló dos más. Si Ud, amable lector (o lectora), ha llegado hasta aquí, sabrá que me estoy refiriendo a esa figura mitológica, mitad deportista, mitad showman, llamada árbitro.
Abrió ayer la jornada uno de los más reputados, sobre todo por estos lares, navarro y, a su vez, azote de navarros (especialmente aquellos que visten de rojo y blanco): Undiano Mallenco. No fue una casualidad que Undiano se erigiera en el protagonista del Alemania – Serbia y que pusiera patas arriba a una de las favoritas del campeonato, no. El arbitraje de ayer se madura poco a poco, como los buenos caldos en barricas de roble, asentándose en una de las mejores tradiciones de la historia del futbol internacional. Seguramente Undiano, cuando expulsó a Klose, tenía en su mente dedicar esa tarjeta roja a aquellos pioneros, sin cuya decisiva trayectoria él nunca hubiera llegado a arruinarle el Mundial a ninguna selección. Sirvan estas líneas como entrañable homenaje a aquella casta indomable de árbitros que tan gloriosamente hicieron salir por la puerta de atrás a selecciones que sólo se caracterizaban por jugar bien.
Sería imperdonable no acordarnos de Augusto Lamo Castillo. Haciendo honor a su nombre, uno se emociona al recordar la forma en que se llevó por delante a la URSS en el Mundial de 1982. Una calurosa tarde en la que se midieron en el Sánchez Pizjuán sevillano la maquinaria soviética de los Blokhin y Dassaiev y la canarinha de los Falcao, Zico, Socrates, un árbitro, Lamo Castillo, fue el gran protagonista. Los brasileiros se impusieron por 2-1, con dos penalties escamoteados y un gol anulado a los soviéticos, que habían merecido ganar. No sería justo dejar de recordar a esas figuras poco reconocidas pero sin las cuales el árbitro no sería capaz de administrar tanta injusticia: los linieres. Acompañaron aquel día a nuestro heroe dos perlas, una con una trayectoria también muy brillante, García Carrión, y otra cuyos mejores momentos estaban por llegar aún: Sánchez Arminio.
Cuatro años después, en México, volvió a brillar un trencilla español, con igual sujeto pasivo: la URSS. Repitió Victoriano Sánchez Arminio como juez de linea, esta vez a las órdenes de un colegiado sueco, Frediksson. A falta de un suspiro para finalizar el encuentro, Ceulemans recibe el balón en posición adelantada. Sánchez Arminio levanta la bandera para señalar el fuera de juego, pero la jugada sigue porque el árbitro no se ha percatado y acaba en gol del jugador belga. Los soviéticos ven, atónitos, cómo el juez de linea ha bajado la bandera y da por bueno el tanto de sus rivales. Por segundo campeonato consecutivo una decisión arbitral dejaba fuera a la URSS, una de las grandes favoritas para el triunfo final.
El predecesor más cercano de Undiano tuvo su momento de gloria en Alemania hace cuatro años. Luis Medina Cantalejo puede considerarse como uno de los más activos partícipes del triunfo final de Italia. Discurrían los octavos de final de muy mala manera para los transalpinos ante una sorprendente Australia cuando, en el minuto 93, Medina señaló un sorprendente penalty por un derribo a Grosso en el area aussie que sólo él vió. Hidink, entrenador por aquel entonces del combinado australiano, seguramente le tiene presente en sus oraciones cada vez que se va a la cama.
Pero Undiano, destacado y precoz aprendiz de pitero, no sólo ha tenido maestros de la casa en los que fijarse. Apenas era un jovencito en 2002 cuando, al poner la televisión, la radio o al leer el Marca, tuvo la ocasión de ver, escuchar o leer las grandes hazañas de Al Ghandour haciendole la puñeta a la que con el tiempo sería conocida como La Roja (por entonces, con Camacho al mando, aún era La Furia). Los adjetivos calificativos y descalificativos, más de estos que de los otros, del que el trencilla egipcio fue objeto por la prensa española hizo reavivarse la llama que Undiano llevaba dentro. Sus más allegados pueden atestiguar aquel momento en que el joven colegiado vió la luz: “Algún día yo también anularé un gol en un mundial, expulsaré a un delantero alemán o pitaré un penalty inexistente a favor de una de las favoritas…¡sé que lo conseguiré!”.
Y como no hay peor cosa que decirle a un navarro que no es capaz de hacer determinada cosa, alguien, imprudentemente, debió decir: “Pero Alberto, hombre, no será mejor que estudies para ingeniero y te dejes de problemas, porque igual para esto no vales…”
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6 comentarios:
Colegiada entrada, Maestro...
Llevas razón en lo que comentas que, desde el punto de vista del arbitraje, llevamos unos cuantos mundiales que España está dando la nota...
No obstante, debo informarte que eso no fue siempre así... En el Mundial del 70, el vizcaíno Ortiz de Mendibil, llegó a arbitrar la semifinal Brasil-Uruguay, que no al echaron por la tele, y creo, por lo que le pusieron los enviados especiales al evento, que estuvo muy bien...
Mi admirado Tao.
Cuando me da por recordar los arboles genealógicos de alguien, no falta Undiano en tan terapeútico hobbie.
No contento con joder sistemáticamente a mi Athletic, llega el Mundial y me lo encuentro jodiendo a "mi Alemania".
La prensa española no coincide en su actuación...mientras en Cuatro y Tele 5 hablan de "arbitraje nefasto", ayer tomando un pintxo veo el Marca, y faltando a la más estricta regla de mi religión, me pongo a ojearlo.
Para mi sorpresa (o no tanto) hacen una loa de su arbitraje con argumentos de peso, que me acaban de convencer de que igual el que no sabe de que va esto soy yo.
Ejemplo:
"..y en el posible penalty a Mario Gomez, acierta pues no ve intención en la patada".
Con dos cojones.
Desde que Andujar Oliver dijo un día en un programa de televisión: "Indudablemente, sea dentro o sea fuera, es penalty", de los árbitros me espero cualquier cosa.
Hay quien dice que deberían añadirse medios tecnológicos que ayuden al árbitro. ¿Para qué? Hasta viendo las imagénes en la tele meten la pata y, por otra parte, les restaría mucho su afán de protagonismo, lo que, al fín y al cabo, no deja de ser lo que habitualmente "pierde" a los colegiados.
En el mundo ya saben lo que es el arbitraje español, gracias a las grandes actuaciones que suelen tener nuestros trencillas en este tipo de eventos.
Aunque realmente no ví el partido y no sé si las tarjetas a Klosse fueron rigurosas o no.
Lo que si sé es que el árbitro protagonista de la primera fase va a ser casi con toda seguridad el representante español.
Y eso no me asombra.
Independientemente de lo acertado de la decisión de Undiano, a mí lo que me llama la atención es que haya sido él el elegido.
¿Realmente es el mejor árbitro español del momento?
¿Realmente es el mejor árbitro español del momento?
No, pero como bien sabes Cinci, los reiterados ataques que sufre Muñiz por algunos irredentos Athleticzales, le han apartado de su cita con la Historia en Pretoria.
Yo aunque admirador desde la infancia del estilo alemán me alegro de la expulsión de Klose.
¿Por qué?....sencillamente porque teniendo una tarjeta (creo que exagerada) esa segunda entrada por detrás (esta vez sí intencionada) solo la hace un jugador que está convencido que por ser él, por ser alemán, el arbitro de turno no le va a sacar la segunda.
Que se joda. Por bobo y por creido.
Estoy seguro que si en lugar de ser esa expulsión de un alemán es de un jugador serbio....el partido lo gana Alemania 3-0 y nadie le hubiera dedicaco al tema ni dos lineas.
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