viernes, 9 de noviembre de 2007

Aquel "Telegol" de Argoitia...

Ese domingo de enero del 71, y como era habitual cada dos semanas, cogí el tren a eso de las cuatro de la tarde en la parada de la Plaza del Desierto de Barakaldo - llamada también “del Txitxarrillo” por los bailes que antaño se hacían en ella -.

Iba yo con bastante ilusión ese día ya que nos rendía visita a La Catedral un equipo atípico donde los haya para lo que solía venir en Liga por aquel entonces. Era, ni mas ni menos, que el otrora glorioso Las Palmas... Los canarios habían logrado juntar por aquella época un equipo de ensueño, el mejor que hayan tenido jamás: Tonono, Aparicio, Castellano, Guedes, Gilberto y Germán eran sus estrellas mas destacadas que con los vascos Uregui y Ulacia en la portería - !sólo Dios sabe lo que me consiguió a mi conseguir un año ese santo de Ulacia en la cole!-, eran entrenados por un tal Molowny, - !casi nadie en esto del fútbol, Don Luis!-...

Si tienes un amigo guanche de cierta edad que le apasione el fútbol, y le hablas de aquella escuadra platanera, verás que sus ojos se encienden como cerillas y te dirá sin pestañear que ese ha sido el mejor equipo que han vivido... superior incluso a aquel posterior que hubo, poco tiempo después, de los Wolf, Brindisi, Carnevali, etc, magnífico también pero sin ese sabor de la tierra canaria…

Ese extraordinario Las Palmas del 70 quedaba casi siempre tercero o cuarto en la Liga por aquella época, tras los dos todopoderosos Madrid y Barça... Era una rara avis, ya que los isleños hacían un futbol muy difícil de ver en San Mamés.

Practicaban un juego muy técnico, con numerosas triangulaciones, sobadas de balón, toques en corto y apoyos que remedaba en su concepción al fútbol-samba de los inigualables brasileños que habían asombrado al mundo en México tan sólo un año antes: los Pelé, Jairzinho, Rivelino, Gerso, Tostao, Carlos Alberto.... Hasta su equipaje, - zamarra amarilla y pantalón y medias azules-, coincidía era el mismo que el de los cariocas...

Podría afirmarse musicalmente que los canarios eran el contrapunto del fútbol-fuerza y directo que practicaba aquel Athletic de entonces de los Rojo, Clemente, Igartua, Argoitia, Uriarte, Arieta,… Además, los canarios eran un equipo muy querido en Bilbao… Por tanto, la fría tarde futbolera reunía múltiples condiciones como para que el buen aficionado rojiblanco – y yo lo era- acudiera fiel a su cita catedralicia.

Tras aposentarme en aquella almohadilla granate con el escudo de La Misericordia, a fin de preservar mis bajos del duro asiento, saludé a mis convecinos de localidad de la Principal, todos viejos amigos de mi padre y de mi tío, y que me parecían casi todos ellos mas viejos que Pepe Isbert, aquel entrañable alcalde de Bienvenido Mr. Marshall....

A continuación, y como siempre hacía antes de empezar el encuentro, eché un vistazo pausado a la General (ahora Tribuna Este)… Ese día presentaba la entrada un muy buen aspecto,… me gustaba ir un poco pronto al Estadio para quedarme un rato absorto viendo moverse bajo el Escudo rojiblanco fijo en una de las paredes de la General a aquel enjambre de boinas negras y gabardinas beiges, y que le daban ese aspecto paisajístico tan peculiar vista desde Tribuna para, finalmente, recrearme en descifrar los anuncios del Marcador simultáneo “Dardo”, allí colocado en un latera. Sólo Dios sabe lo que ha entretenido en el descanso a la gente ese singular marcador, descubriendo quién se escondía tras los resultados.

Por fin saltaron los jugadores al campo pero, por aquel entonces – y veréis al final del texto el porqué os comento con detalle este hecho-, los equipos salían por sitios distintos. Lo hacían por unos túneles que había en cada uno de los córners... El Athletic salía por el túnel de Misericordia y los rivales por el otro,… por Ingenieros…

Ya no estaba Don Luis en el banquillo canario esa temporada, mientras que en el nuestro tampoco Ronnie Allen era el míster, recien cesado, sino el gris Salvador Artigas, que creo debutaba en el banquillo en San Mamés precisamente en ese partido…
Y en seguida, nada mas darse el pitido inicial y rodar el cuero, los amarillos se hicieron con el ritmo del partido… ¡Cuánta razón tenían los que decían que los guanches eran como los brasileños!...! Qué manera de sobar la bola!... !Qué paredes!... !Cuántos pases medidos!...

El centro del campo era “territorio comanche” para los rojiblancos, que deambulaban como “zombies” tras el balón a merced absoluta de esa media de seda, donde destacaba Germán (Guedes estaba ya, por entonces, gravemente enfermo)… En vez de viento sur, impropio de enero, parecía que esa tarde éramos víctimas de una ola de calima venida intempestivamente de África, tan típica en la costa de las Islas Canarias, y que aplatanaba totalmente nuestro otrora incisivo juego en casa...

Y si lo que buscaban los leones era el recurso fácil de lanzar balones largos. puenteando la media, para que los bravos delanteros zurigorris la disputasen, arriba allí estaba el infranqueable central Castellanos para despejarlos con facilidad pasmosa,… Si por algún casual le superaban entonces surgía al corte el Kaiser guanche, Tonono, un líbero de extraordinaria técnica,... El defensa canario era toda una rareza en esa posición, ya que sacaba el balón jugado con gran perfección, y enorme tranquilidad, cuando lo que proliferaban en esa época eran más los centrales de fuerza al estilo de los Gallego, Benito, Glaría, Etxebarría y que generalmente se desembarazaban rápidamente del balón como si fuesen torpes medios de melé.....

Pero el Athletic de aquella época estaba "programado" para morir en el campo matando, y respondía sin descanso a ese fútbol exquisito y aposentado de los canarios con ciegos zarpazos en jugadas esporádicas verticales buscando a Argoitia o a Rojo en los extremos, para intentar luego centrar raudo a la cabeza de Antón, el hermano pequeño de los Arieta, - aquel que lloró al batir años después al Txopo en San Mamés-…

Pero no había manera de evadirse de esa tupida tela de araña que habían tejido los sesudos jugadores canarios, y a los leones se les acababa el tiempo de ganar el partido... Y entonces, San Mamés, nuestro querido Santo, se apiadó de nosotros e hizo un pequeño milagro con el permiso de la Virgen de Candelaria, la patrona de las Islas…

Fue mediada la 2ª parte cuando el hábil Argoitia, – curiosamente uno de nuestros jugadores mas de corte "canario"-, hizo otra de sus "travesuras" en la banda derecha... el fino extremo rojiblanco, que fuera de casa no hacía gran cosa, en San Mamés se transformaba y volvía loco a su par... De repente, mediada la segunda parte, Jose Mari realizó una gran internada por la banda de la portería de La Misericordia y, tras varias fintas en un par de metros, centró en el área pequeña ya casi en la raya de fuera de gol hacia atrás pasado, - el pase de la muerte que se dice-, lo que provocó que el jugador, por la inercia de la jugada, se saliese un par de metros fuera del campo frenandose con la valla del Fondo Norte.

El balón de Argoitia no encontró rematador certero a la primera y, tras varios rechaces sin control claro en el área pequeña, cogió de nuevo rumbo hacia la portería rival, pero ahora rodando mansamente hacia afuera buscando salida por el palo izquierdo de la portería, pegado a él y con el meta guanche caído en el suelo... Pero allí justo estaba el extremo rojiblanco que había creado la jugado y retornado tras haberse quedado fuera. Y agarrado al poste de la porteria canaria, antes de que saliese el balón, entró al terreno de juego medio metro y le empujó mansamente hacia dentro de la portería con su pierna izquierda....
¡Hasta yo habría marcado aquel gol tan fácil!…
Como siempre, las boinas volaron de júbilo en el cielo de La General y Rompecascos comenzó a aclarar su garganta para poder entonar seguido su famosa llamada a la afición…

!Athleeeeetttiiiicccc…! ....

Pero mientras los jugadores rojiblancos se abrazaban por el gol, los canarios, sin embargo, corrían hacia el árbitro como locos rodeandole en semitangana boxística... Yo no sabía que les sucedía... pero el árbitro se desembarazaba de ellos como podía, y señalaba, con más fuerza aún si cabe con su brazo hacia el centro del campo.... Yo rompí mi "verguenza" de adolescente, y me dirigí de nuevo a los amojamados amigos de mi padre y de mi tío, ahora vecinos míos de localidad... - ¿Qué pasa, pues?... ¿Qué sucede?.....

Pero no me escuchaban... lógico, pues yo era para ellos un monicaco,… y sólo hablaban acaloradamente entre ellos, ninguneandome,… uno de los mas vejetes alzaba la voz entre todos ellos y clamaba a la par que movía la cabeza por el Parkinson... - "!Orsa!... !Eso es "orsa" como una casa!... Y se reía, a continuación... Y los demás asentían...Sí!!!...Sí!!!... con una enorme sonrisa de complicidad en la cara,...

Otro amigo de mi padre, y que yo le veía como alguien muy importante pues mi progenitor me había informado que él había sido uno de los ingenieros que había diseñado aquel gigantesco arco que me cubría la cabeza, preguntaba en voz alta, con retintín… - ¿Y si el balón que salía viniese rechazado de un canario?... Y entonces comenzaban otra vez a discutir apasionadamente entre ellos... Y yo, desgraciadamente, cada vez entendía menos lo que pasaba...

No era consciente que con 14 años estaba asistiendo en directo, en esos momentos, al que luego sería el famoso "TELEGOL de Argoitia”, bautizado así porque lo dieron una y mil veces en el Estudio Estadio de aquel entonces, y después en todos los Telediarios del Régimen de esa semana... inclusive salió en el No-Do del mes siguiente, como ejemplo de lo que era una jugada en fútbol de fuera de juego que, aunque controvertida, era inapelable...

Pero aún quedaba un cuarto de hora para acabar el partido, y los canarios, como ya he dicho, no eran moco de pavo,... y enrabietados por el injusto “Telegol”, dejaron el fútbol cuidado, pero algo mortecino, para poner ahora cerco a la portería de Ingenieros como si se habrían convertidos en pumas salvajes que corren en pos de la presa....

Allí ahora, en la portería rojiblanca, una "sombra negra" alargada que hasta entonces había permanecido casi inmóvil, comenzó a destacar sobre todos los demás cuerpos… Parecía un ser frío, aunque de porte mayestático… su pose distante y sobria remedaba a una de esas figuras alargadas, hieráticas, absortas, que aparecen en los cuadros de El Greco y a la que los tres maderos blancos de la portería le hicieran de marco…

El Athletic, temeroso del potencial amarillo, se agazapó a la sombra de aquella sombra hegemónica, buscando cobijo… Pese al insistir del ataque canario, aquella figura alargada acababa casi siempre imponiendo su presencia, haciendose una y otra vez con el cuero fácilmente, sin los aspavientos maniqueos de otros cancerberos…
Faltando dos minutos para el final, Germán, un gran interior zurdo creo recordar, - y considerado el mejor jugador canario de la historia junto con Guedes y Tonono-, robó un balón en la medular, y avanzó raudo hacia la porteria zurigorri…

En ese instante toda La Catedral, gran conocedora del fútbol y los equipos, intuyó el peligro que representaba que controlase la bola aquel extraordinario centrocampista ofensivo, y el imponente Estadio, otrora ruidoso, se convirtió de repente, como por arte de magia, en el Valle de Atxondo, donde dicen que el silencio se oye,…

En su agónico avance Germán se dribló con su poderosa técnica a un par rojiblancos que le salieron a su paso con una facilidad pasmosa, como si fuese el mismísimo Gerson de Brasil,... y lanzó un pase hacia la banda izquierda donde se encontraba el fino Gilberto en posición de extremo nato que, tras amansar el cuero, aguantó un par de segundos para facilitar la entrada impetuosa de Germán por el medio en posición de ariete,... y Gilberto soltó un centro con el balón roscado en la mas pura parábola "argotiana", de tal forma que el cuero llevaba escrito al salir la frase... "!te va a huevo!"...

El esférico envenenado iba dirigido con precisión letal a la frente de Germán, gran rematador de cabeza, quién ya había olfateado como una hiena el sebo del cuero entrando a morir en el punto de penalty “con todo”, que se decía antes, cuando el fútbol era cosa de hombres,… como así se leía en aquel anuncio antiguo de Soberano del marcador simultáneo Dardo…

Y el balón salió como un obús de la testa del 10 guanche, picado hacia abajo, a media altura como mandan los cánones, buscando lamer la pintura del palo derecho de La Sombra,… era un remate mortal de necesidad… La respiración se paró al unísono de repente en todos los aficionados zurigorris, y el silencio ahora fue como cuando se desconecta un pulmón artificial en la UVI, pero sus corazones latían paradójicamente mas apresurados que nunca ante el fatal desenlace que se avecinaba en la Puerta de Ingenieros…

De repente, aquella figura zahina, que parecía salir enraizada del verde césped como el tronco de un arbol sombrío, se estiró horizontalmente con agilidad de pantera, alargando su negruz en la portería de tal forma que bruscamente se hizo como de noche entre los tres palos, surgiendo en un extremo de la oscuridad un guante marrón que finalmente interceptó el esférico ya rozando el palo,.. serían centésimas de segundo lo que transcurrió desde el remate de cabeza y la aparición de aquella mano mágica salvadora que envió el balón mansamente a corner….

Algunos jugadores canarios se echaban las manos a la cabeza,... otros se santiguaban,... y alguno se quedó inmóvil sin reacción en el campo, atónito al ver lo que había contemplado… Tardaron un rato en reponerse antes de sacar el corner, tiempo muerto en el que tuvieron la fortuna de asistir a otro singular acontecimiento en La Catedral ya que, a renglón seguido, la gente se levantó como con un resorte de sus asientos...

Las palmas, pero ahora de los aficionados, batieron tanto que aquello mas bien parecía una tarde de gloria en la Maestranza... Y de pronto, cuando el ruido de los atronadores aplausos empezaba ya a decaer, en mis oídos surgió ahora "in crescendo" una especie de canto pascual de alabanza que inundaba alegremente de forma paulatina el plomizo cielo bilbaíno....

Pero esta vez no era Rompecascos el que iniciaba el canto corifeo en La Catedral arengando a las huestes zurigorris... ahora era toda el Estadio al unísono el que cantaba la melodía como un disciplinado Orfeón (iba a poner “donostiarra”, pero me niego… jajaja:
¡Iríbar,... Iríbar!.... Iribar es cojonudo,... Cómo Iribar... no hay ninguno!...

Y otra vez sentí que era el socio mas afortunado del mundo por poder disfrutar de algo así, tan hermoso, tan emotivo… de ser testigo presencial de ese reconocimiento espontáneo y tan nuestro al mejor portero del mundo…

Acabó por fin el partido y ganamos por ese exiguo 1-0... Pero a todos nos supo a goleada... Los jugadores de cada equipo lógicamente emprendieron cada uno de ellos camino a sus respectivos túneles de vestuarios por donde habían salido al inicio,... pero una media docena de canarios parecía que se negaban a abandonar el campo,... seguían allí, en el medio del círculo central, apelotonados, quietos, como sonámbulos por la derrota, como esperando que pasara algo…

Pero no!,.... no era que se negasen a marchar del campo en protesta por la injusticia anterior del árbitro al conceder el luego, a posteriori, famoso Telegol.... El único "despistado" allí era obviamente yo... Los canarios aguardaban como devotos fieles a que llegase a su altura esa "sombra" mítica que caminaba hacia ellos pausadamente por el césped desde Ingenieros en busca de su entrada en chiqueros por el túnel de La Misericordia… Querían antes de marchar de vuelta a casa poder estrechar aquella mano mágica que les había impedido el empate minutos antes....

Y como si de un "besamanos" papal se tratase, uno a uno Iribar les fue estrechando la suya, a la par que les daba una palmada de apoyo en la espalda y, sin decirles nad, les esbozaba a cada uno un rictus de sonrisa siempre tímida, esbozo de cariño sin mariconadas...
Tan sólo ese gesto comedido... tan sobrio como sus paradas Los canarios que aguardaban en la cola eran conscientes de que era un momento único y emotivo en su carrera deportiva... sabían que el fútbol es algo efímero, y tal vez no habría otra oportunidad de poder hacerlo... de poder sentir la tensión de los dedos de su admirado ídolo apretando su mano,.... aquel fenómeno que había parado 5 penaltis en una eliminatoria de Copa,… ese ser superior que jugando el Mundial de Inglaterra había causado enorme admiración en las Islas, donde se inventó el "football", pese a las derrotas de la Selección ante Alemania y Argentina... el único portero coetáneo suyo con un título de Campeón de Europa... Estaban pues ante: Iribar,... !el Cojonudo!....
Los rivales del Txopo se conformaban con eso… tan sólo con sentir el calor de esa mano grande que les estrechaba la suya con nobleza ya que sabían que no le podían pedir intercambiarse aquella zamarra negra que portaba casi siempre cuando jugaba... eran conscientes de que aquel "niqui" era algo sagrado para él y también consustancial a su emblemática y enigmática figura...

Pero no les importaba,… les bastaba con el recuerdo de ese gesto sencillo del Txopo, de persona humilde y buen compañero pese a su grandeza deportiva... y años mas tarde, cuando ya serían abuelos, se sentirían felices de poder decirle a sus nietos:
- Yo, hijo.., le estreché una vez la mano a "la sombra de San Mamés",... que como la de aquel otro árbol de Gironella... !también era alargada!...

Atendidos educadamente sus rivales, El "Txopo" -como siempre- enfilaba hacia vestuarios, pero antes de entrar en la boca del tunel, con los guantes quitados, en mano alzada como si fieran dos orejas del astado que había lidiado, saludaba siempre tímidamente a la afición, que aún le esperaba quieta quien, antes de entrar, volvía a entonarle otra vez el homenaje coral a su ídolo en retirada... !Iríbar,…. Iríbar es cojonudo!"... hasta que la sombra finalmente desaparecía confundiendiose con la oscuridad de aquel túnel de vestuarios...

El gran Juan Guedes, en cambio, no pudo ya nunca mas estrechar la mano a su mítico compañero de Selección, ni darle un abrazo fuerte al acabar el partido, como hacían siempre, ya que ese año, dos meses mas tarde, ponía punto final a su agonía…
Juanito, -así era como le llamaban sus compañeros-, fue uno de los mejores y sabrosos frutos deportivos que ha dado esa tierra maravillosa canaria llena de contrastes,… fue además un hombre muy apreciado por todos los aficionados de aquella época… prueba de ello es que su temprana muerte, a los 28 años, impactó a toda España,… su gente le dió el día de su funeral uno de los más sentidos homenajes que se recuerdan en Gran Canaria…

Su zancuda forma de jugar siempre quedará grabada en mi paleocortex zurigorri,... como su recuerdo perdurará entre los aficionados canarios que le adoraban y que inclusive le erigieron un busto de bronce en su Estadio, de forma similar al nuestro de Pichichi…

Por si fuera poca la desgracia canaria, tres años después, fallecía a los 31 años, victima de otra grave enfermedad, el gran líbero Tonono…

Puede que ambos hayan muerto pero, parafraseando aquella bella estrofa de Wordsworth,... aunque ya nada pueda devolverme la época de ese esplendor "amarillo" en la hierba,... ni la gloría de sus goles,... la belleza de aquel fútbol de seda... siempre subsistirá en mi recuerdo!…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa historia , que refleja lo que era la Catedral en esos años.
Que recuerdos , rompecascos, las almuadillas de la misericordia, los bancos corridos de la tribuna principal, el marcador simultaneo...y el sabor a futbol y de cierta aventura al coger el tren de la margen izquierda, bajandote en Olaveaga , el camino de la ventosa...
Que recuerdos.
Elwood

Anónimo dijo...

Muy emotivo tu post. Para un viejo aficionado de la Unión Deportiva es impagable haber podido leer una reseña tan precisa de un partido como aquel. Grandes jugadores, de las dos escuadras, se dieron cita aquella tarde en la mítica catedral. Una pena para los amantes del futbol, que el histórico Athletic deje de jugar en San Mamés proximamente. Gracias por haberme hecho recordar aquellos gloriosos momentos.

P.D: Solo una precisión, la Virgen de la Candelaria, es la patrona de Tenerife, la de Gran Canaria (de donde es la U.D.) es la Virgen del Pino. En cualquier caso, para un ateo convencido como yo, y amante de las islas en su conjunto, esto no resta ni un ápice, el valor narrativo de tu prosa. Gracias de nuevo.

Pistongorri dijo...

Eskerrik asko, guanartemeño...

Espero que en breve tiempo ese color amarillo sobre el verde ilumine de nuevo mi ya gastada retina cuando retorneis a Primera división y vuelva a ver un duelo contra vosotros en el nuevo San Mamés, que seguro será tan mítico como La Catedral.

Ya sabeis que los canarios sois gente muy querida en Bilbao y, en genral, por toda esta zona...

Un abrazo

Pako