Preocupación

El kamarada Kroma se hacía eco de la agresión al autobús del Athletic femenino en Las Palmas.

Al parecer, ha sido un hecho ajeno al partido en sí. Incluso es posible que el propio agresor -una sola persona- no asistiera al partido.

Por lo que he leído, una vez acabado el partido y cuando el autobús iba hacia el hotel, al detenerse en un semáforo fue visto por un conductor que se bajó de su coche y la emprendió a patadas con la carrocería.

Al arrancar el autobús, el sujeto en cuestión volvió a su coche para perseguir al vehículo de las neskas. Cuando este se volvió a detener por mor de las circunstancias del tráfico, se apeó de nuevo y reanudó las patadas. No contento con las abolladuras que estaba produciendo, agarró unas piedras de gran tamaño que arrojó al autocar rompiendo dos lunas.

El Athletic ha puesto la correspondiente denuncia.

Bien. Es un solo tipo. Un hecho aislado. No hay que criminalizar a toda la afición canaria por un energúmeno. Vale. Hasta ahí llego.

Pero a pesar de eso estoy preocupado.

Lo de Viena está muy cerca. Y en Viena fuimos el objeto de un conglomerado de grupos fascistas de equipos con los que no tenemos nada que ver, y que difícilmente pueden tener alguna cuenta pendiente con nosotros. Incluso hay videos anti-Athletic en Youtube colgados por aficionados de equipos extranjeros contra los que no nos hemos medido nunca.

Al parecer se están creando redes de aficonados violentos enfrentados entre sí. Así, todos los grupúsculos fascistas comparten enemigo. Si los Ultrasur nos odian, también los de la Lazio nos han de odiar, por lo que parece.

En el bando contrario, también hay grupos ultras "de izquierda" con los que al parecer nos asimilan, que englobarían, por ejemplo, al Olympic de Marsella .

Y al poco de todo eso, pasa esto de Canarias. Es evidente que el tipo ese nos tiene un odio que llega al aproxismo, por no decir a la locura.

¿Por qué?

Leo en la web amiga que algunos piensan que el debut de Jonas dejaría las cosas en su sitio: no somos racistas. Nuestra filosofía nada tiene que ver con el racismo o la xenofobia. Por fin tendrán que reconocerlo.

Bueno: pues no. Leo en EL Mundo de hoy a David Gistau decir textualmente, que si el de Barakaldo va a jugar en el Athletic será porque A Ramalho, como a Obélix con la poción mágica, lo habrán metido de niño en la marmita de los valores nacionalistas, por lo que su raza no constituye sino anécdota.

Para mear y no echar gota. No solo no tiene ni puta idea, no solo eso no le impide ocuparse del tema, sino que lleva sus suposiciones al peor supuesto: lo del Athletic es una cuestión nacionalista, y lo que faculta para jugar no es el ser nacido o formado aquí, sino el compartir los valores nacionalistas. Los extremos se tocan: eso lo podría haber firmado el más extremista de los Herri Norte, supongo.

No hay por donde cogerlo.

¿Por qué ligo estas cosas? Pues porque es evidente que el fútbol globalizado ha creado un caldo de cultivo que al parecer nos culpabiliza, nos señala como objetivo por nuestra cerrazón anacrónica (sic) y puede alimentar esa identificación del Athletic como objetivo de cualquier grupúsculo fascista, o de simplemente un loco como el de Canarias.

Yo pensaba, en mi ingenudidad sin límites, que la creciente globalización, y la consiguiente pérdida de identidad de algunos equipos, o el escándalo de los traspasos multimillonarios despertaría alguna conciencia y haría que nuestra filosofía pasara a ser más valorada, más respetada. Y más cuando ahora parece que hemos superado el bienio negro, y la final de copa, la trayectoria en la UEFA y la holgada clasificación liguera refrendan la validez deportiva de nuestro modelo.

Pero no. Parece lo contrario. Que prcisamente el que mejoremos nos convierte en un testigo incómodo del sinsentido en el que se ha convertido el fútbol actual de mercenarios de lujo (al que, ¡ojo!, no escapamos del todo pese a nuestra peculiaridad)

Y en vez de despertar simpatías, parece que aumentamos nuestra impopularidad. Nuestro "otro modelo es posible" es un modelo incómodo, por no hablar de que tal vez a más de uno le despierte una envidia no reconocida.

Y todo esto me preocupa. Nos están convirtiendo en un blanco. No quiero ser agorero, pero preveo que los aficionados zurigorris que viajan con el equipo se van a enfrentar con una hostilidad creciente.


No olvidéis que lo de Viena tiene un antecedente más doméstico: varios grupos fascistas y neonazis organizaron otro encuentro en Valencia coincidiendo con la final de copa. Y me dicen amigos que estuvieron en la final que junto con una gran acogida por parte de hosteleros y vecinos de Valencia, también hubo un sin fin de provocaciones en el trayecto desde la carpa hasta Mestalla, provocaciones en las que afortunadamente no caimos, dando una lección (una más)

Por todo esto, ojalá me equivoque, pero estoy preocupado.

P.S. Los interesados en estos temas pueden ver esta vieja
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