Como es tradicional, las matinales de los dos primeros domingos de septiembre reúnen en la bahía de La Concha a las mejores traineras del litoral para, junto al club local, disputar la Bandera de San Sebastián, la competición de remo en banco fijo más importante de toda la temporada. Alguien, en un momento de chispazo creativo, definió esta regata como la olimpiada del remo. El que fuera un ingenioso símil ha quedado un poco desvirtuado por su excesivo uso y, especialmente, porque la temporada traineril, ha variado algo su composición en los últimos años. En este Ambigú, selecto local de marcado carácter futbolero, preferimos otra analogía para explicar la dimensión de esta regata. La temporada de traineras consta de una serie de competiciones que podríamos llamar de la regularidad en forma de diferentes ligas, unos campeonatos territoriales que se asemejarían a las competiciones coperas en el futbol y, por último, la gran cita del año: la Bandera de La Concha como la champions del remo.
Si atendemos a la comparativa anterior, nos encontramos con que a la cita donostiarra llegan como favoritos los dos grandes dominadores de la temporada. A falta aún de disputar las dos últimas regatas del año, Hondarribia ya es campeón de la Liga ACT. Sus once banderas logradas durante el verano avalan su dominio en la competición. Con tres banderas en su poder, Urdaibai ha logrado el subcampeonato, a bastante distancia de los gipuzkoanos. Si nos referimos a las competiciones del k.o., la supremacía de los de Bermeo es palmaria. Ha vencido en todos los campeonatos territoriales que ha disputado: el de Bizkaia, el de Euskadi y el de España, repitiendo así la triple corona que consiguió la temporada anterior. Hondarribia, por su parte, salvo su victoria en el campeonato gipuzkoano (obviamente, sin la presencia de Urdaibai), ha visto la popa de los azules en todas las disputas coperas. Con este panorama y con el permiso de Orio y Kaiku, dos excelentes tripulaciones que apenas han logrado estar al nivel de las grandes dominadoras más que en momentos muy esporádicos del verano, Onyarbi y Bermeo dirimirán la titularidad de la hegemonía en el Cantábrico durante esta champions del remo.
Los tiempos marcados por cada uno de los participantes tras la celebración de la primera jornada hace una semana han establecido diversos escenarios, simultáneos y con diverso grado de interés, para esta segunda cita. La primera tanda, la llamada tanda de consolación, girará en torno al objetivo de cada uno de los cuatro participantes en mejorar sus prestaciones del primer día. De menos a más, la local Donostiarra a poco más puede aspirar, dada la enorme diferencia con el resto de participantes, que a ser última con cierta dignidad. Repetir una diferencia en contra en torno al minuto con el vencedor de la regata y al medio minuto con el vencedor de la tanda sería para ellos un éxito. Las otras tres, San Pedro, Tirán y San Juan tienen un nivel muy similar, aunque el arrastre de los tiempos de la primera jornada les hace partir con diferencias notables. De San Juan a Tirán hay unos siete segundos, más o menos los mismos que de los gallegos a San Pedro. De igual manera, los sanjuandarras tiene unos siete u ocho segundos por delante a Orio y Kaiku, que bogarán en la tanda de honor. Las diferencias, aunque importantes, no son insalvables, de manera que, probablemente, la salsa de esta primera tanda residirá en que las dos embarcaciones de Pasaia y la de Moaña tratarán de ganarla y de escalar, al menos, alguna posición en la clasificación general final.
Si las condiciones meteorológicas y el estado de la mar fueran adversas, especialmente si entre la primera y la segunda tanda hubiera un empeoramiento sustancial de esas condiciones, la regata, de manera global, adquiriría una dimensión totalmente diferente: las diferencias de tiempos podrían ser enormes y enjugarse incluso la amplia desventaja de cronos con la que parten los rezagados frente a los líderes de la clasificación. Se cumplen diez años de que se produjera una circunstancia así. En 2005, Pedreña se benefició de la irrupción de una galerna durante la celebración de la tanda de honor y consiguió, a pesar de que empezaba la segunda jornada con mucha desventaja, marcar el mejor crono en la suma de los dos días. Luego vino la reclamación de Orio, la descalificación de los cántabros y la victoria de Hondarribia, con el correspondiente lío, que incluso llegó a los juzgados. Pero esa es otra historia y, dadas las previsiones, no parece que este domingo se vayan a dar unas condiciones tan adversas en el campo de regatas donostiarra.
La segunda tanda, la de honor, reúne a las cuatro mejores embarcaciones de la temporada, aunque los tiempos de la primera jornada nos sugieren que sólo dos, Hondarribia y Bermeo, aspiran al triunfo final. La Ama Guadalupekoa parte con una mínima renta a su favor, un segundo y noventa y dos centésimas sobre la Bou Bizkaia. Más atrás, la San Nikolas de Orio, a catorce segundos y cuarenta y cuatro centésimas, y la Bizkaitarra de Kaiku, a quince segundos y ochenta y dos centésimas, tratarán de bogar y guardar la ropa: su objetivo más probable será la lucha por el tercer puesto en la bandera y, con un ojo en el retrovisor, cuidarse de que ninguna de las traineras de la otra tanda sea capaz de enjugar la cómoda ventaja que tienen sobre ellas. Es francamente difícil, aunque no imposible, pues sus tripulaciones tienen mucha experiencia, fuerza y calidad, que tanto oriotarras como sestaoarras sean capaces de superar a los dos gallos de la tanda por más de tres traineras de ventaja, que sería lo que necesitarían para ganar la bandera. Y menos aún cuando se espera que el campo de regatas no se encuentre en unas condiciones de navegación difíciles, sino más bien todo lo contrario.
Por tanto, lo normal es que la pelea entre Hondarribia y Urdaibai sea el gran aliciente de la jornada. La ventaja de los primeros respecto a los segundos es mínima y apenas tiene relevancia a priori. Una calle más o menos favorable, un mínimo error en la ciaboga, una palada mínimamente desacompasada o una buena maniobra del patrón al subirse sobre una ola, por pequeña que esta sea, y esos raquíticos dos segundos se convierten en nada. El bote de Bermeo embarca en sus tostas muchos watios de potencia y están relativamente más acostumbrados a entrenar en una mar algo más hostil que los hondarribitarras, que tienen una tripulación un poco más ligera y quizás se desenvuelvan mejor en un campo de regatas más plano. Pero estas diferencias entre ambas son mínimas y las dos pueden remar mucho y bien en cualquier circunstancia. Los dos barcos, además, cuentan con muchos remeros y sendos patrones que saben lo que es levantar la bandera donostiarra, que conocen el oficio y que saben aprovechar las oportunidades que se presentan durante las regatas. Y, siguiendo con la tónica general de igualdad, ambas traineras están puestas a punto por entrenadores surgidos de una raíz común, que tienen mucha experiencia y una dilatada carrera de éxitos. Jon Salsamendi (Orio, 1970) por parte de los azules y Mikel Orbañanos (Orio, 1973) por los verdes, han remado juntos y forjaron su carrera en aquella gran club que José Luis Korta revitalizó en los años noventa y seguramente se conocen perfectamente. Pocas sorpresas, pues, pueden esperarse en este sentido. Lo normal, por tanto, dada tan enorme igualdad entre los favoritos, es que la regata no llegue a romperse, si es que lo hace, hasta la txanpa final y que la bandera se decida por un suspiro, por muy poca diferencia y por mínimos detalles. Desde luego, esto sería lo ideal para el espectáculo y esa emoción hasta la última palada es lo que espera cualquier aficionado neutral.
Finalmente, una mención para la regata femenina, que abrirá la jornada del domingo a partir de las 11:30 de la mañana. Creada en 2008, hasta 2012 sólo conoció como vencedoras a tripulaciones gallegas. En esta edición, sin embargo, ha desaparecido la presencia de embarcaciones que no sean gipuzkoanas, lo cual requiere un análisis reposado por parte de quien corresponda sobre el estado del remo femenino. Si la competición, bien por falta de medios materiales, bien por escasez de calidad en otros lugares, se restringe tanto territorialmente, se corre el peligro de que las regatas femeninas, en lugar de ir creciendo, vayan decayendo. En lo meramente deportivo, para no ser menos que los chicos, esta segunda jornada se presenta también muy reñida. Tres traineras, San Juan, Hibaika y Zumaia, saldrán con una diferencia de tres segundos de la primera a la tercera. Completa el lote Orio, con trece segundos de desventaja arrastrada del domingo anterior, que parte con muy pocas opciones al triunfo final. La igualdad en los tiempos y la casta que siempre demuestran las neskak son ingredientes que nos permiten augurar una más que emocionante regata.