En 2015 el Athletic decidió instituir el "One Club Man Award" como reconocimiento a jugadores emblemáticos que hayan realizado toda su carrera profesional n el mismo club.
Se trataba de fomentar, mediante la emulación, la fidelidad de nuestros propios jugadores. Creo que fue un loable intento de ofrecer un modelo alternativo al del jugador que en cuanto puede se marcha del equipo en el que se ha formado para "mejorar".
Si este era efectivamente el objetivo, el primer galardonado cumplía a la perfección con el perfil que se buscaba:
Matt Le Tissier. El jugador de Southampton no solo fue un grandioso futbolista, sino que siempre desatendió los cantos de sirena de clubes mucho más poderosos y galardonados que el suyo, con una fidelidad admirable al club de sus ciudad natal, y con una manera de ver y sentir el fútbol muy alejada de la mentalidad mercantil que impera en nuestros días. Recomiendo vivamente a los parroquianos menos veteranos, que lean la entrada cuyo enlace he introducido al comenzó de este párrafo.
Pero aunque la idea creo que nos gustó a todos en un comienzo, el devenir posterior del galardón empezó a generar algunas dudas. En primer lugar, los siguientes premiados fueron grandes futbolistas que jugaron toda su vida... en clubes de primerísima fila: Maldini (Milan), Maier (Bayern) y Pujol (Barcelona). Por lo tanto fueron futbolistas que si no se fueron a un club rico y laureado, en gran parte fue porque ya estaban en uno de ellos. No estoy seguro que su caso sea equiparable al de Le Tissier.
Por otra parte, desde el principio se dijo que nuestros jugadores no eran elegibles, lo que me parece comprensible y oportuno ya que no era el autobombo o el autoejemplo lo que se buscaba. Aunque claro está que eso creaba un efecto paradójico: el que gente de clubes vecinos que nunca han querido venir a Bilbao pudieran recibir un galardón que nunca se concedería a Argote o Guerrero, por ejemplo.
Pero bueno: como digo no por ello deja de ser comprensible, pero siempre y cuando a nuestros "One Club Men" se les premie de otra forma, dándoles el reconocimiento y la fidelidad que echamos de menos en los que nos dejan de mala manera.
Desgraciadamente, no siempre las directivas y equipos técnicos que van pasando por Ibaigane y Lezama son ejemplares en ese sentido. Comprendo que no sea fácil mantener un equilibrio entre ese trato que nuestros jugadores más fieles merecen y la lógica deportiva: tampoco se trata de pagar dos millones al año a un jugador que ya no rinde. Pero aún así, de vez en cuando trascienden situaciones en las que parece que, al menos en las formas, no estamos a la altura.
Para dentro de nuestra modestia compensar esas situaciones, el Ambigú crea el "Ambigú's One Club Man Award", destinado a premiar a los nuestros: no a los del ManU o la Real, sino a los nuestros.
El primer galardonado entró en Lezama en 1997, creo que con nueve o diez años, y desde entonces siempre ha vestido la zurigorri, llegando a convertirse en uno de los jugadores que más veces lo han hecho en la historia, sobrepasando recientemente los 500 partidos y acercándose a la cabeza de un pelotón liderado por leyendas como Iribar y Rojo I. También llevó brevemente la camiseta de España, a cuya selección designó graciosamente como "La Cosa", en un episodio entrañable que fue sacado de quicio por la prensa nacional y que creo que le costó no volver.
Está en activo, lo que lleva el peligro de que juegue alguna temporada postrera en otro equipo como hizo su compañero Iraola, pero desde las bases propias de este premio ambigusero, eso no quita para que sea elegible.
Así que este premio, en su primera edición va a: ¡MARKEL SUSAETA!, jugador al que seguimos con interés desde fecha temprana (véase
esta entrada de mi añorado socio Pistongorri, a la que poco después siguió
esta otra) , y al que consideramos, a pesar de que cierta irregularidad nos haya desesperado a veces, un jugador ejemplar en muchos sentidos, y que aunque no es ajeno a los problemas que aquejan al equipo esta temporada, creemos que todavía aporta tanto o más que otros jugadores no cuestionados o incluso recientemente fichados.
Como dije el otro día en otro ámbito, se recoge lo que se siembra. Si tratas mejor a los Llorentes que a los Susaetas, tendrás más Llorentes y menos Susaetas. Con con sus luces y sombras, prefiero más Susaetas, y por eso... ¡Va por ti, capitán!