“Homérico”.
"Homérico ... " |
No hubo tal. La cópula no llegó a consumarse. Una vez más, el Maestro Tao ha puesto el dedo en la llaga porque –consciente o inconscientemente- la película que evoca tiene similitudes con la trayectoria de Bielsa en el Athletic.
En primer lugar, a pesar de los indicios (las dos finales de la ilusionante temporada pasada) aquí tampoco hubo una feliz coyunda entre Marcelo y la plantilla.
Ahora que después de dos años, y gracias en parte a algunas ruedas de prensa antológicas como la de ayer, nos hemos hecho una idea de quién y cómo es Marcelo Bielsa, tengo claro que el encuentro de éste con el Athletic lo tenía todo, al menos en teoría, para ser “homérico”: llegaba a Bilbao un entrenador de reconocido prestigio internacional que además por su carácter podía encajar como un guante en un club con nuestra “filosofía”, a la que nunca ha visto como una excusa para bajar el nivel de exigencia ni al equipo ni a sí mismo; un entrenador con valores humanos que se complementan perfectamente con los que creemos que el Athletic encarna o debería encarnar.
Pero al igual que en la película de John Ford, algo falló. En este caso no ha sido por la dote, sino por una suplantación de personalidad: lo que a través de nuestro presidente Josu “Danaher” Urrutia metimos en la cama al rosarino no fue a una fogosa pelirroja, a una mujer de una pieza ... sino a una meliflua y sinsorga rubia de botellazo. El novio venido de América esperaba a Maureen O’Hara y se encontró con Doris Day.
Porque ese es el juicio que merece la actitud de varios miembros destacados de la plantilla ante el reto planteado por Marcelo “Thornton” Bielsa. ¿En qué consistía este reto? En querer hacer honor a nuestra historia y nuestras pretensiones de ser un grande mediante la única arma que tenemos para intentar llegar a la excelencia: trabajo, trabajo y trabajo. Otros equipos si no tienen talento pueden ir al mercado y comprarlo allá donde florezca. Nosotros tenemos que arreglarnos con el talento que tengamos en cada momento, y la mejora no puede proceder –salvo raras excepciones- de esos talentos adquiridos sino a base de sacar el 100% del talento disponible.
Lamentablemente, todos los datos de los que dispongo apuntan a que ese esfuerzo resultó demasiado duro para una buena parte de la plantilla. El resultado es esa mala gestión del éxito que mencionaba ayer Marcelo.
Añádase a eso las malas relaciones de “Thornton” Bielsa con “Danaher” Urrutia. Malas relaciones que puede que vengan de la movida de las obras de Lezama, o puede que tengan una raíz más profunda: la tal vez inesperada renovación de Bielsa, forzada por un éxito no previsto que pudiera haber truncado los planes iniciales de los directivos.
¿Hay solución a todo esto? Parece que la plantilla, liberada de ciertos michelines superfluos, y después de la dureza de este último año, ha podido ganar en cohesión y mi impresión es que Bielsa podría estar dispuesto a volver a intentarlo, con una pareja de baile que, eliminados los tejidos adiposos, podría seguir el ritmo del rosarino.
Pero nada de esto será posible sin la colaboración de Danaher-Urrutia.
Una conversación entre caballeros |
Aquí también parecemos necesitar, no exactamente una pelea, pero sí una conversación a calzón quitado entre presidente y entrenador que resuelva los rencores pendientes y alumbre una nueva era de confianza y franca colaboración.
Pero si bien creo que Bielsa comparte algo de la personalidad de Sean Thornton, no veo a Urrutia en el papel de Will Danaher, así que veo lejano el arreglo.
Pero, a todo esto ¿nos conviene el arreglo o sería mejor que Bielsa se fuera?
Para resolver esta cuestión hay que evaluar lo hecho estos dos años. Han sido tan diferentes que hay que observarlos por separado. Tarea que tiene una dificultad añadida: separar el juicio al entrenador del juicio a la persona. Tratar de ser justo pese a la tremenda simpatía que siento por este hombre cada vez que le oigo, pese a no estar de acuerdo en todo con él.
El primer año de Bielsa fue extraordinario. Sí: hemos dicho todos, incluido yo, que una de las dos finales fue muy favorecida por la suerte en el sorteo; y también que el buen sabor de boca de la temporada anterior fue fruto en el fondo de solo media docena de partidos extraordinarios.
Pero es que en el contexto en el que estábamos, ese resultado es portentoso.
El comienzo de un gran trabajo |
Sin embargo, eran muchos lo que estaban hartos de él. ¿Por qué? Porque de alguna forma parecía haber asumido que la única forma que teníamos de conseguir resultados era simplificar nuestro fútbol, que llegó a ser a ratos tan tosco que algunos llegaban a decir que jugábamos al rugby.
Frente a los que ambicionaban un fútbol más vistoso, algunos teníamos miedo de cambiar algo que funcionaba y dar un salto en el vacío que, en busca de improbables placeres estéticos, nos volviera a poner en el filo de la navaja.
Y entonces llegó Bielsa. El enorme mérito de Bielsa, a mí juicio, no son las dos finales en sí, sino al haber dado un giro copernicano a nuestro fútbol sin hundirnos en el empeño. Además de no hundirnos, llegamos por segunda vez en nuestra vida a dos finales en el mismo año, y encima pasamos por encima de un mito europeo como el Manchester United. A mí, estos logros me parecen titánicos sabiendo de dónde veníamos. El año de transición que algunos anunciábamos fue el año de la ilusión y del disfrute, como hacía mucho que no teníamos.
Luego ha venido una segunda temporada mala. Muy mala. Ayer Bielsa se centró en la liga, y decía que deberíamos haber quedado mejor, con al menos diez puntos más. Puede. Pero no es la liga la única competición que hemos jugado: para mí el mayor fracaso ha sido el que hemos tenido en las otras dos competiciones.
Sabemos lo ocurrido y su calificación. Pero si bien el éxito de la primera temporada parece achacable sobre todo a Bielsa (y a quien le trajo) ¿estamos tan seguros de quién es el responsable del segundo?
Bielsa se responsabiliza de haber hablado de más cuando lo de las obras, de haber gestionado mal el éxito, y de no haber sacado el potencial que tenían los jugadores.
Yo quiero relativizar esa responsabilidad.
De aquellos polvos ... |
El ambiente enrarecido que produce en vestuario y afición la situación de Llorente es responsabilidad del propio jugador yde la forma tan extraña de llevar este asunto que ha tenido la Junta. No cabe culpar a Bielsa.
La actitud de Amorebieta, aunque sea trabajo del entrenador tratar de reconducirla, tampoco creo que sea achacable al rosarino. Como no lo es la marcha de Javi Martínez.
Ya sé que se dice que los tres se van porque no están cómodos con Marcelo, pero ya lo he dicho antes: quiero al Athletic arriba, y si hay jugadores que están incómodos con el esfuerzo necesario que les exige un entrenador que demuestra que así el equipo funciona ... no tengo dudas en de parte de quién estoy.
Otra cuestión son las condiciones en las que inician la temporada los internacionales de las diversas selecciones.
Todo ello produce un arranque convulso, un mal inicio. Unas condiciones de trabajo pésimas. El resultado es que perdemos el tren en las dos competiciones del K.O. Luego el equipo va enfrentando la crisis y lo hace mejor en la liga, pese a pasar algunos momentos preocupantes. Porque yo comparto el análisis de Bielsa en lo que respecta a la liga. El equipo ha venido lastrado por una increíble ineficacia en el remate y ha merecido mejor suerte; quedarse solo con los puntos no requiere análisis, sino solo aritmética; y de una mala evaluación de las causas pueden salir decisiones equivocadas.
Creo que es por esa mejoría por lo que Marcelo se muestra orgulloso de su trabajo. Él sabe mejor que nadie con lo que ha tenido que lidiar y cómo ha salido de esas dificultades. Así que mi juicio al segundo año es menos negativo que lo positivo que juzgo el primero. Al menos en lo que respecta al aporte del técnico a uno y otro.
Primer año extraordinario. Segundo año decepcionante. Dudas razonables sobre el grado de culpa del entrenador en este segundo resultado. ¿Lo dejamos así, con esas dudas? Yo quiero resolver las dudas. Quiero una prórroga para desempatar. Quiero que Bielsa siga. Pero con el apoyo claro de la directiva. Quiero un año en el que se le deje trabajar, sin movidas, sin dudas. Creo que la pareja Athletic-Bielsa se merece una nueva oportunidad, pero aprendiendo de los errores que han malogrado su relación de este año.
Todo ello creo que depende de la directiva. Espero que resuelvan la continuidad del argentino. De no hacerlo, me quedaré con la triste sensación de que tuvimos un entrenador que estaba a la altura del reto que supone entrenar a un equipo en el que conviven la mayor de las pretensiones (ser un grande) con una complejidad tan grande como nuestra filosofía, y que su marcha representa, no su fracaso (pese a que es indudable que él también ha cometido errores), sino el nuestro: el fracaso de no estar a la altura de lo que decimos que queremos ser. Ni por compromiso de la plantilla, ni por profesionalidad de los directivos.
Un deseo |
Así que por favor, Josu, habla con Bielsa. Pero habla de verdad, como John Wayne y Victor McLaglen.
Aunque dudo que lo hagas. Es triste decirlo, pero el ir de frente no parece tu fuerte como presidente como lo fue como jugador. Esa es la sensación que me han dejado estos dos años de comparecencias surrealistas. Por no hablar de la sensación que tenemos todos de que hay gente próxima a tí que no han parado de moverle la silla a Bielsa (atinada afirmación de MAP), sobre todo a raiz de lo de Balzola.