La matanza del dia de San Valentín

Nunca había sido un hombre romántico. Y es que Machine Gun no era de regalar flores o perfumes. Se encontraba más cómodo obsequiando plomo. Ráfagas de plomo.

Vestido de policía y exhibiendo su metralleta Thompson entró en el almacén de la SMC Cartage Company aquella fría mañana de Febrero en Chicago. Cuando le vio a él y a sus acompañantes el cuñado de Bugs Moran pensó que aquel mes los sobres con el soborno no habían llegado a tiempo.

Aquel local era utilizado como garaje para los camiones que traían el licor de contrabando. Pero a ninguno de los siete hombres de Bugs que allí estaban se le ocurrió siquiera sacar su artillería. En Chicago a los policías no se les disparaba con bala sino con dólares.

Los policías, tres de uniforme y dos de paisano, pusieron a los gánsteres de cara a la pared, como si fueran niños castigados en el colegio. Todavía esgrimían una medio sonrisa pensando cuando acabaría aquella bufonada cuando las ametralladores comenzaron a escupir plomo….ratatatatatata….más de 400 balas de calibre 45…..a una velocidad de 800 por minuto hicieron su trabajo, una ensalada de tiros….implacable, sin dudas, sin temblores.

Machine Gun se acercó a los cadáveres y con la frialdad que le distinguía remató, uno a uno, a las siete víctimas. A cada disparo de sonido metálico le acompañó una sonrisa helada en su rostro. Solo sobrevivió el perro del almacén.

Nunca supimos que Machine Gun tuviera alguna preocupación trascendente, sabíamos, eso sí, que lo único que veía interesante en el cielo era la aviación. Y cuando, en casa de Al, un día le enseñaron un cuadro su voz sonó tajante….”la belleza no sirve para otra cosa que para meterse en la cama con ella”….sin trascendencias....pero muy eficaz en su trabajo.

Como suele suceder en estos casos, Machine Gun, murió víctima de un accidente laboral. Cayó acribillado otra mañana de San Valentín mientras jugaba a los bolos….“Has perdido tu trabajo. Has perdido tu pasta, tus joyas y tus bonitas casas. Pero podía haber sido peor, ¿sabes?. No has perdido tus pantalones”….así rezaba la tarjeta que dejaron sobre su cadáver….

No derramé ni una lágrima cuando me dieron la noticia….se me espesó algo la boca…y solo alcancé a decir…”estamos hechos para perder”….

“Estamos hechos para perder”. La víspera de San Valentín de este año dio otra oportunidad a nuestros pistoleros zurigorris para demostrar que ellos también saben ejecutar así, fríamente, de forma implacable, sin dudas, sin temblores. Una vez más con el enemigo contra la pared, aunque de cara (habrá que pensar en solicitar a Villar que al portero le venden los ojos y le pongan mirando a la tribuna) ví a nuestro “mejor pistolero” acercarse empuñando su arma, las rodillas temblorosas, las manos inseguras, el miedo reflejado en su rostro. El verdugo llevaba cara de ejecutado.

Así sucedió lo que era de esperar, el arma se le encasquilló y nuestro hombre soltó, en lugar de plomo, una especie, con perdón, de pedo. Y que sepamos hasta ahora a base de pedos no se ha acribillado a nadie. Sus declaraciones tras el repetido ridículo no dejan lugar a dudas….”me la ha cazado y estoy cabreado”….”que el próximo lo meta otro”…..un tipo duro este pistolero….como le dijo Machine Gun a un aspirante a ejecutor con cara de ingeniero de telecomunicaciones….”si quieres ser alguien en esto, muchacho, cómprate una cara de malo, con la tuya solo vas a matar de risa”….

En fin, una demostración más de que con una banda frágil en lo mental el recorrido es corto. No sé si da para dominar el Norte de Chicago. Con suerte nos dejarán espacio en el tráfico de gominolas. Lo dicho, “estamos hechos para perder”.

PS: Yuri podría desempeñar un papel fundamental en el departamento psicológico de Lezama.