El mundial sudafricano está llegando a su desenlace y no puedo pasar un día más sin contar esta pequeña historia. El cronista estepario se presentó un día en casa de mi tía buscando un cuarto amueblado donde poder escribir sus artículos. Su aspecto era demacrado y algo debía tener que ver la exigua dieta que observaba. Un día, en un desliz, el cronista estepario me confesó que su llegada a territorio sudafricano había sido larga y penosa, con varias escalas en los puertos más infectos del Atlántico. No era hombre de queja o lamento fácil, pero se le notaba la amargura en su tono de voz cuando recibía un cable indicándole que su cuenta de gastos estaba agotada y que debería arreglarselas como pudiera hasta el final del mundial. Tampoco estaba disfrutando con lo que estaba viendo. A veces, mientras mi tía preparaba la cena, nos contaba algo de sus días como corresponsal en Suiza y Austria. Le brillaban los ojos cuando relataba lo mucho que disfrutó viendo partidos de futbol en la Eurocopa, resaltando mucho la competitividad y el futbol alegre que durante aquellos días en esa zona de Centroeuropa se pudLos pergamo ver. También nos hablaba con nostalgia los tiempos en los que en no sé qué garito se servía alcohol de calidad.
Hace días que no sabemos nada del cronista estepario. Mi tía dice que dejó pagada la última semana en un sobre cerrado que depositó sobre su mesilla de noche, pero yo sé que ese sobre está vacio porque nos gastamos, el cronista y yo, el dinero del alquiler la noche anterior en el barrio chino de la ciudad. Y ahora que lo pienso, algo de chino tenía este extraño personaje. Pero que no sean mis torpes palabras las que narren lo que sucedió con el cronista estepario. Aquí les dejo unos papeles que encontré en su habitación hace apenas unas horas.
ANOTACIONES DE TAO TE KING
Hace años, ya han pasado varios lustros desde entonces, asistí a varias corridas de abono de la feria taurina que se celebra todos los veranos en el coso de una ciudad portuaria cuyo nombre no viene al caso. No soy un aficionado al arte de Cuchares, pero se dió en aquel momento una circunstancia familiar por la que pude disponer de un pase de jubilado para toda la feria. De manera que durante unos días compartí los bancos corridos del tendido con una serie de pensionistas de avanzada edad cuyos comentarios sobre lo que ocurría en el ruedo me permitieron deducir que entendían algo de lo que allá abajo estaba ocurriendo. Mi desconocimiento manifiesto y, según los abueletes, el poco juego de los toros, cuando no la absoluta ineptitud de los matadores, con el paso de los días, estaba convirtiendo lo que parecía en principio una manera divertida de pasar unas cuantas tardes veraniegas en una tortura, permítaseme, china basada en el más insoportable de los aburrimientos.
Un día, cuando ya los areneros alisaban el terreno después de finiquitado el sexto de la tarde, comenzaba a levantar mi dormido culo del asiento mientras los ancianos que me habían ilustrado durante toda la semana echaron un vistazo al programa de mano. “¿Quién viene mañana?”, preguntó uno de ellos de forma rutinaria, contestándole el de al lado, con aspecto ligeramente menos artrítico y con un tono ciertamente escéptico: "Uff… mañana viene El Pegapases". A falta de algo con lo que entretenerme, llevaba varias tardes mirando y remirando el programa, las fichas de los matadores, de los subalternos, de los mozos de espadas… hasta había leído el nombre de la imprenta que había hecho dicho programa, y no me sonaba haber leído que hubiera algún torero que atendiera al nombre artístico de El pegapases. Agucé el oído y retuve toda la información que los jubilados intercambiaron. Algo así como: “¡Ah sí!, el de Albacete, parece que cobra por pases”. “Pues en Madrid no lo ha hecho mal del todo”. “Hombre, si te parece, nos jugamos un vino a que mñana da más de cien pases sin sustancia”.
La conversación cobró unos tintes de lo más sombríos. La perspectiva de la corrida del día siguiente era aterradora: si hasta entonces me había aburrido, el temible Pegapases sería mi perdición. No tuve valor para comprobar si, efectivamente, el diestro albaceteño era tan soporífero como mis vetustos vecinos de tendido comentaban. No volví más a una plaza de toros desde aquel día. Es posible que El Pegapases, a estas alturas, se haya cortado la coleta, pero nunca he querido arriesgarme a caer, sin el previo aviso de aquel providencial senado taurino, en los brazos de un posible discípulo o algún émulo que quisiera reavivar su memoria.
Escribo estas anotaciones desde mi cuchitril de Cape Town, nunca creí que volvería a acordarme de aquel extraño suceso. Hoy es el día en el que mi mente ha recuperado de sus más oscuros y recónditos rincones la historia de El Pegapases porque lo he vuelto a ver. Pero ahora se ha multiplicado, es alto y también bajo, moreno y rubio, africano y europeo. Decenas de Pegapases sueltos por los campos de futbol de Sudáfrica, dandose el balón unos a otros, en horizontal, avanzando un metro, retrocediendo dos… un verdadero atracón de pases que me está matando poco a poco.
TRACTAT DEL CRONISTA ESTEPARIO. NO PARA CUALQUIERA.
Erase una vez un enviado especial, de nombre Tao, llamado el cronista estepario. No estaba satisfecho consigo mismo ni con su misión en Sudáfrica. Venía de una temporada dificil, en la que había tenido que ver muchos partidos insoportablemente malos por parte de su equipo: saques del portero sin sentido, patadones por encima del centro del campo, delanteros corriendo como pollos descabezados. Además, tenía que soportar la altanería de los aficionados de ese equipo que lo había ganado todo, un equipo que también le producía un aburrimiento atroz, con su juego consistente en sobar reiteradamente el balón en la zona central del campo. Pensaba Tao que la diversidad cultural que caracterizaba un campeonato del mundo le daría la oportunidad de disfrutar con una temporada de divertimento en Sudáfrica, motivo por el que aceptó alborozado el ofrecimiento, más bien modesto, de los dueños de cierto antro cuyo permiso sanitario estaba próximo a caducar y cuyo nombre no merece la pena citar en este momento.
La decepción del cronista estepario fue aumentando de forma exponencial cada nuevo partido que presenciaba. Su hartazgo era tal que en alguna ocasión llegó a faltar a sus obligaciones contractuales, al punto de que un sábado por la noche, se escondió en la bodega de un avión para hacer un viaje relámpago hasta Almuñécar y así poder presenciar un partido de futbol de juveniles. Llamado al orden por los tiránicos administradores del chiringuito con ínfulas de ambigú, objeto de terribles amenazas, regresó a us puesto en Sudáfrica y esperó que en octavos de final o, en el mejor de los casos, en cuartos las cosas cambiaran. Lejos de ocurrir esta circunstancia, el futbol fue siendo cada vez más cruel con el cronista estepario. Rememoró viejas historias de un pasado que parecía felizmente olvidado. Esos equipos anodinos, con un centro del campo especializado en ir tocando y tocando y volviendo a tocar a una velocidad ínfima resucitaron el fantasma de El Pegapases. Fue este un personaje real, pero que la memoria, con su característico poder manipulador, ha convertido en un ser mitológico: su apariencia humana esconde un brazo (o una pierna, en el caso de los futbolistas) capaz de crear pases como si de una cadena de producción fordiana se tratara. Pases, pases y pases sin otro objeto que la existencia del propio pase. Y, con ser mala esta circunstancia, no es lo peor. El mal se infiltra en todas las almas puras y en los imbéciles de forma implacable, de tal manera que el mundo se está llenando de adoradores de la bestia, de la bestia del pase corto, también conocido como tiki-taka, extraña denominación de origen desconocido.
El cronista estepario ve como disfrutan los demás de ese tipo de juego y siente cierta frustración. ¿Por qué él no puede ser como los demás? ¿Por qué no puede experimentar esa plácida vida burguesa de adoración del tiki-taka? ¿Podrá algún día liberarse de sus ideas contrarias a natura y dejar de manifestar placer por el juego de combinaciones cortas y rápidas, pases a las bandas y centros al area?
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13 comentarios:
Ahora mismo le pongo unas ilustraciones, para que este relato no quede tan estepario...
Maestro Tao, ... te has superado a tí mismo... cosa que ya era harto dificil...
Por cierto, te encuentro mejor de salud que Manolo el del Bombo, pero para que veas que somos unos patronos mas preocupados por sus trabajadores que El Pocero, te mandamos 20 euritos por giro postal para que repongas la vuvuzela robada y te eximimos de hacer la crónica del partido para el tercer y cuarto puesto...
Genial TAO, que le premien con el puesto de cronista en la pretemporada Caparrosiana.
Pako ponle a TAO un whisky añejo de los que gusta tomar.
Anónimo dijo...
que le premien con el puesto de cronista en la pretemporada Caparrosiana.
Desde Beccaria se habla de la proporcionalidad de las penas. Vería más humano mandarme a galeras...
Anónimo rememorando al borrachuzo de Peter Camenzid dicit:
"Pako ponle a TAO un whisky añejo de los que gusta tomar."
Hace rato que le he dejado en su mesa la botella de Loch Lomond, la cubitera y una copa ancha de cristal fino...
Un relato así te deja al final la boca mas seca que la estepa siberiana... jajaja
según unos periodistas que cubren el día a día de la selección en sudáfrica, e invitados hoy en La 7, acaban de decir, de forma rotunda que Llorente es titular el miércoles contra Deutchland...
Tiembla Alemania!...
Tao: solo con esta crónica te has ganado el jornal.
Voy a ver si te negocio un cambio de alojamiento para los últimos días, y mi cliente favorita en Sudáfrica -Charlize Theron- te admite en su casa de la playa.
Dicho esto, por alusiones:
Dices "se escondió en la bodega de un avión para hacer un viaje relámpago hasta Almuñécar y así poder presenciar un partido de futbol de juveniles. Llamado al orden por los tiránicos administradores del chiringuito con ínfulas de ambigú"
Fue Pako el que no te dió permiso, y yo no quise desautorizarle, pero a mí me pareció una idea excelente que te escaparas a Almuñecar. Al fin y al cabo, el objeto principal de este blog es el Athletic Club. Lo demás son entretenimientos colaterales.
No me creo nada.
Andan diciendo esta mañana en todas las cadenas y periodicos que juega Torres fijo, o Cesc o Pedro, pero de de Llorente no dicen ni "UAU".
Van a jugar los de siempre, salvo lesion de alguno.
Tao: te has ganado la soldada tan solo con esta crónica.
Y que conste que a mí me pareció bien que fueras a Almuñecar. Fue Pako el que se puso como Juana la Loca.
Yo no pierdo de vista que este blog es, sobre todo y ante todo, un "sitio" del Athletic de Bilbao.
Todo lo demás son pasatiempos colaterales.
Enorme, maestro Tao, enorme.
Rendido a sus pies y a su pluma....la de escribir, digo.
Admirado maestro Tao....a los pies de su pluma....la de escribir, of course...
Me repito, porque este ambigú vuelve a comerse los mensajes....
Llorente debería haber jugado contra paraguay por delante de torres pero del bosque ha pensado que torres se dejaría los huevos y asi no ha sido.
veremos quien es el que sale al final.
¿Esta noche no dan el partido en abierto no?
Sí. En Cuatro.
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