Lo único que sé de este equipo es lo que se ha venido repitiendo en los medios desde que se supo que nos correspondía emparejarnos con ellos: que son un equipo de vocación ofensiva, que por las peculiaridades de la liga holandesa se suele ver desmembrado a menudo, lo que le obliga a reinventarse casi cada año...
Parece que se encuentra en uno de esos procesos de reestructuración. Por eso no sé hasta qué punto lo que se sabe de su campaña del año pasado es aplicable al equipo que nos vamos a encontrar.
En todo caso su derrota ante el Partizan y el nivel de la liga holandesa me sugieren un equipo asequible, que no fácil. En Europa nadie lo es.
Ese carácter asequible, unido a la tranquilizadora (e injusta) victoria sobre el Augsburg en la primera jornada, hacen que parezca el momento idóneo para las tan temidas "rotaciones". Sobre todo por el mal comienzo liguero y la inminente visita del Valencia a San Mamés, que el entorno zurigorri ve ya con ansiedad por los magros cuatro puntos que tenemos después de seis jornadas.
Yo no lo veo tan claro. Una rotación masiva puede llevarnos a la derrota, y el efecto balsámico del descanso se puede ver anulado por el pesimismo zurigorri. Por otra parte, si pensamos que jugar la UEL nos desgasta ¿no es mejor asegurar la clasificación cuanto antes para tomarse con más tranquilidad los últimos partidos?
Mi apuesta sería la de dejar descansar a quien lo necesite, pero evitando las revoluciones en la alineación. Ya veremos qué decide Valverde, que es el que sabe cómo está el equipo y qué es lo que necesita.
De momento, la convocatoria es:
Iraizoz, Bóveda, Elustondo, Laporte, Eraso, Beñat, Iturraspe, De Marcos, Sola, Herrerín ,Williams, Rico, Gurpegi, Aduriz, Viguera, Raúl García, Aketxe, Lekue.
Como destaca Contini en la entrada anterior, no viajan Ibai, Susaeta, Etxeita, Balenziaga y San José.
Con esos mimbres el Colonnello Contini sugiere una alineación del tipo: Herrerín, Bóveda, Laporte, Elustondo, Lekue, Iturraspe, Rico, Eraso, Aketxe, Williams y Kike Sola.
Me atrevo a sugerir un equipo menos alterado: Williams por Susaeta, Gurpegui por Etxeita, Lekue por Balenziaga, e Iturraspe por San José; además del clásico relevo en la portería.
Eso supondría dejar descansar a cuatro titulares de campo de los últimos dos partidos, pero manteniendo un esquema perfectamente reconocible. Francamente, me gusta más.
Quiero dedicar una reflexión a una escuela de pensamiento zurigorri, representada en la web amiga por el inmarcesible forero JuanJesús, que considera que jugar en Europa es una especie de plaga bíblica que se abate sobre nosotros cada cierto tiempo para hacernos coquetear con el descenso hasta que este nos alcance.
No puedo estar menos de acuerdo.
Jugar regularmente en Europa permite una regularidad en los ingresos que, unida a la necesidad objetiva de reforzar al equipo, nos permite confeccionar mejores plantillas; lo que a su vez es la mejor vacuna contra el descenso.
Estar fuera de Europa nos lleva al déficit estructural, a tener que vender jugadores cada varios años, no poder retener a otros, y dejar de fichar refuerzos interesantes que se puedan poner a tiro.
Más importante me parece otro argumento. Los objetivos tienden a no alcanzarse. Es fácil quedarse por debajo. Hay dos o tres equipos que pueden proponerse ganar la liga, pero solo la gana uno y los demás se conforman con la Champions; algunos que aspiran a la Champions se conformarán con al UEL, mientras que aspirantes a UEL se quedarán en la zona tranquila; los que se proponen moverse en esa zona fácilmente coquetearán con el descenso a nada que se descuiden; y el descenso se nutrirá de los que se marcaban como objetivo no descender.
Considerar que estamos condenados a tener una plantilla corta que nos impide jugar en Europa porque de lo contrario la quemaríamos y bajaríamos a segunda, es condenarnos a una mediocridad que sí que nos terminaría llevando al pozo. Estoy convencido de ello. Por no hablar de que conformarnos con menos que estar en Europa sería una traición a nuestra historia. Debemos ser ambiciosos o no ser. Aunque eso nos haga correr riesgos. Riesgos que además creo que son más psicológicos que reales. ¡Cuánto daño nos ha hecho el bienio negro!