Un combate entre hombres de honor.

Será una cuestión de orgullo. De dos sentimientos frente a frente. Una cuestión de honor, de principios, de corazón. El alma contra el cerebro. El equipo salpicado de individualidades contra las individualidades que saben formar un equipo. La tradición contra la sofisticación. Poetas guerreros de Anfield contra los elegantes bailarines del Arsenal. Será una cuestión entre hombres de honor. Será Rafa Benítez ante Arsene Wenger. Será Gerrard frente a Cesc.

En una esquina......el Liverpool.... 300 libras de cohesión, repliegue, espíritu combativo ,ardor guerrero.....en la otra el Arsenal.....200 ligeras libras de toque, de juventud, de descaro, de iniciativa, de inocencia.

Dicen que el Liverpool es un equipo españolizado que no parece español, pega como un inglés, choca como un inglés, remata como los ingleses y tiene un enorme corazón inglés. El Arsenal es un equipo inglés que no parece inglés, de acento y cerebro francés, no pega, no especula, no recula, no racanea.

Dice Cesc que Gerrard es el jugador que nadie quiere tener enfrente. Gerrard asegura que Cesc es un hombre-orquesta capaz de cambiar el signo de un partido. Será, sin duda, una cuestión entre hombres de honor.

Ya tuvimos el adelanto del partido de ida. Un fútbol de intensidad y velocidad máxima, típico de las islas, con sus valores tradicionales de entrega, de ardor guerrero, de coraje, aunque curiosamente se jugara con solo tres jugadores ingleses sobre el césped. No fue el mejor partido del mundo, pero unos y otros devolvieron el precio de la entrada. Por entrega, por casta, por empuje, por coraje, viviéndose un ida y vuelta constante, un primero pega tu que ahora te doy yo, un intercambio de golpes descarnado y noble. Un partido que me pareció, por ello, épico, extraordinario, generoso y vibrante.

Por eso seguro que veremos hoy, al menos 90 minutos, en los que los actores dejarán todo lo que tienen en el fragor de la batalla, entregados a la causa y a sus aficiones. Habrá fútbol, mejor o peor, pero de lo que estoy seguro es de que habrá espectáculo.

Una vez leí a Valdanágoras afirmar que cualquier día en un campo inglés alguien colgaría un trozo de chorizo del larguero y el público acabaría aplaudiendo con entusiasmo. Me pareció terriblemente injusto. El comentario típico de alguien con un concepto del "espectáculo" muy constreñido, excesivamente reducido. Se ponga como se ponga Valdano y sus discípulos el fútbol de Inglaterra es una fiesta para los ojos. Quizá no sea fútbol de salón, de toque o de imaginación, pero sí es un espectáculo en sí mismo.

Hoy veré el partido y como en la ida recordaré, una vez más, qué bonito es el fútbol cuando se juega como Dios manda.